(Elpidio Lamela) La masturbación es un recurso renovable que supo acompañar la gestión humana en el planeta, desde los comienzos de su discreta historia. Su conquista no es patrimonio exclusivo de la especie, otros animales la frecuentan, pero no son muchos, ni la han desarrollado como nosotros, que lideramos el segmento con comodidad. Fiel compañera, herramienta impar de su impronta evolutiva, ha sobrevivido hasta hoy adaptándose a las más diversas condiciones, sin perder el ritmo, en todo el recorrido de nuestro desarrollo inteligente. Nunca dejó de evolucionar, a la par nuestra, incorporando distintas modalidades, adoptando los adelantos tecnológicos para ofrecer nuevas opciones y prestaciones. Su práctica metódica no requiere capacitación -hasta un niño puede hacerlo- ni insumos costosos o adaptadores, como otros dispositivos personales. Ofrece un placer acotado, pero seguro; está siempre a mano: Sólo requiere disponer de un cuerpo, no importa su valor, antigüedad, modelo, estado, ni el modo en que se autoperciba. Y un mínimo de concentración a voluntad: Nada se consigue sin algún esfuerzo. Se puede practicar a cualquier edad, a cualquier hora, incluso en espacios reducidos: el tamaño no importa. Los profesionales de la salud, reconocen sus beneficios aunque aconsejan una práctica moderada, ya que la energía erogada podría aplicarse a otros quehaceres, tal vez más útiles, si los hubiera. (En última instancia, cada individuo tiene su propia escala de valores como para decidir qué es lo útil, según las circunstancias y necesidades) Sí, hay energía que se pierde, pero de una u otra forma acabaría perdiéndose: Atesorar energía no arroja ninguna utilidad, es mejor invertirla. A cambio, dispondremos de un placer transitorio pero seguro, a partir de un recurso natural y renovable: un goce efímero, cuya producción no contamina ni afecta a terceros: Una actividad personalizada, que perdura en el tiempo a valores replicables y escalables, y puede ser reproducida libremente sin efectos adversos comprobables. Tiene sus detractores, siempre los tuvo: Se ha invertido mucha energía en combatirla, a través de la Historia; casi tanta como en practicarla, una inversión inútil: Ella se ríe y siempre sale airosa y renovada; goza de buena salud entre los hábitos saludables que pueden repetirse. No promete más de lo que puede dar: Un placer acotado y transitorio, un goce efímero como la vida misma.
Archivos Mensuales: septiembre 2023
Inflorescencias
(Ricardo Mansoler) Ahora recojo margaritas muertas que me tiran los chanchos, después de desflorarlas. Son flores, se marchitan: En todo lo que muere hay algo aprovechable. Ninguna muerte es del todo inútil: Sabe producir casi tantos poemas como el amor. Y es más: también se escriben epitafios, necrológicas, elegías y efemérides para recordar la muerte: Hace falta recordar que todo se marchita. Es posible escribir sobre la muerte sin haberla vivido en carne propia. Igual con el amor, aunque es más dudoso. No es imprescindible ninguna desfloración para marchitarse, en algunos casos ni siquiera florecer. Recojo margaritas: algunas cosas compartimos con los chanchos, mamífero superior.
El yo lírico y la expansión del universo
(Nicasio Uranio)
Desperté con un sabor inútil en la boca del alma. Lo dejé pasar con sabiduría; no tenía sentido demorarme en un sabor inútil, habiendo tantos otros y tanto de interés para saborear al despertar: Ésta te la dejo pasar, después no sé; le dije a sabiendas de lo inútil de un reproche extemporáneo o una sanción fuera de término. Ya lo conocía, no valía la pena demorarse y darle un valor que no tenía. Hay que permitirse más y disfrutar en plenitud cada segmento de vida útil. Cada minuto es un minuto menos, nada vuelve.(Nicasio Uranio) (Nicasio Uranio)