(Carlos Inquilino) Legítimos epígonos deponen sus virtudes errátiles y estériles La unión de las especies más virtuosas y silentes concomita más que el hábito del resiliente avezado, en condiciones arbitrarias. Lo que une los cuerpos no es el amor: es más fuerte y amorfo. Vuelvo al hábito y me uno a la oración armada encadenada a un lirio submúltiplo de dios que enbuenahora se ciñera al cuerpo del poema a la molécula legítima de barro primordial, o al Cisne de Cisneros Pero para ser sincero las leyes son para el que las leyó ¿quién oyó? ¿quién osó reconvertir el ojo del Amo en órbitas concéntricas de carne cadavérica de alta gama? El destino evoluciona sin prisa ni motivo, abraza alguna causa mientras puedas: todas sirven, y todas se degradan. Ninguna es del todo justa ni injusta. La justicia es pura aspiración: Las aspiraciones humanas no son puras, pero aspirar es sano y es legítimo. Quien no tiene aspiraciones, nada puede esperar. ¿Qué esperás para aspirar? Sobran aspirantes, aunque hay mucha aspiración dudosa. Y claro, uno aspira a otra cosa. Ningún cuerpo es lo que aspira o incorpora. La única aspiración imperfectible o sana es la divina, que aún no conocemos y osana más allá de nuestros verbos.
Archivos Mensuales: octubre 2021
La verdadera dieta
(Asensio Escalante) El equilibrio es triste como sano, escribo bajo este árbol en estado de reposo. Romper un equilibrio es riesgoso, pero siempre se puede inaugurar algo, aunque el tiempo no acompañe, sin romper ni alterar el equilibrio del paisaje. Bajo este árbol inauguro el día: tórrido, excesivo para octubre, ¿alerta naranja, amarillo, solferino? otro día único e irrepetible. Escribo en equilibrio tengo para mi: el equilibrio es triste pero justo. La justicia es una aspiración sana, aunque no tenga mucha aplicación y no sea más que una aspiración -Hay aspiraciones que no aplican - Siempre hay alguna aspiración que inaugurar, se trate de un día hábil, tórrido, excesivo, e incluso único. Cada quien es libre de encontrar su propio equilibrio, respecto de otros o aspirar: Aspirar es sano, más que no aspirar. El sujeto sano, siempre encuentra algo aspirable. (Inspiramos profundo, luego exhalamos mientras esperamos algo que nos inspire, o bien, esperamos la inspiración) El equilibrio no es triste: es sólo una condición provisoria que sucede, ocurre mientras aspiramos a otra cosa. El equilibrio no existe, fuera de la percepción: escribo en equilibrio como sólo un sujeto puede hacerlo, cualquier sujeto. Para ser justo hay que ser objetivo: Somos química, sinapsis, efectos residuales de procesos metabólicos que reproducen su equilibrio sin necesidad de conciencia. El hombre más justo, es el hombre que come, escribió el poeta cuando todavía comía. Era francés, no sé si comía sano. No sé qué es comer sano. Por fortuna, la condición omnívora, que elegimos en libertad, nos hace aptos para todo consumo.
La manipulación cognitiva
(Horacio Ruminal) Venimos a maniobrar, entre manipulación activa y pasiva, en un mundo complejo y acotado por la manipulación histórica de los recursos naturales, del conocimiento y hasta de la propia Historia. La manipulación evoluciona: Desde los primeros objetos, instrumentos, herramientas: armas. El hombre comprendió que el poder estaba en sus manos. La manipulación es un arma. La manufactura artesanal dio paso al manejo de máquinas, la división del trabajo y a formas más sofisticadas de desarrollo de la manipulación. Traiganmé todas las manos… Cantaba un emprendedor emperdernido. II Sin manipulación no hay evolución: Todo lo que somos, lo debemos al pulgar oponible. Oponerse a la manipulación no parece algo sensato. Luego, la evolución debe ser monitoreada y manipulada en un sentido útil, y el único útil es el sentido productivo (que conocemos gracias a la producción de conocimiento) Era ésto o el mono, la manada, la horda. Elegimos este orden de causas y efectos con sus costos y beneficios. El costo social de la producción de sujetos y/o contribuyentes, debe ser amortizado por lo que producen. Nada es gratis, coinciden formadores de precios y formadores de opinión. Todos podemos emitir y opinar en libertad, a sabiendas que hay discursos opinables o punibles: Hay que saber moverse y maniobrar en el mundo discursivo. Aceptamos de buen grado que todo tiene un costo, en el orden de lo manipulable. Sólo las causas justas requieren aportes solidarios. III Todo sujeto es un miembro. Como tal, es objeto de múltiples manipulaciones. La manipulación bien entendida y ejercida, no tiene por qué ser percibida como algo negativo. Es más: no tiene por qué ser percibida. Todos podemos manipular y ser manipulados. Cualquier miembro que se precie, acepta y comparte este enunciado. Un miembro sano y competente, es libre de depender de quien quiera y acepta como algo natural la competencia. Un miembro sano y competente se muestra siempre dispuesto a ser manipulado por una mano experta.
El fusible resiliente
(Amílcar Ámbanos) Era un fusible noble, sano, núbil y subsensible a casi todo. No era el único, pero era irrepetible como unidad genérica. ¿Se autopercibía? No lo sé, estaba en condiciones de afirmar, no hay suficiente evidencia. (Cuando no hay pruebas, hay que probar: todos tendríamos que probar todo, para hablar con fundamento y no repetir en vano. Afirmaba un ensayista autorizado) La libertad de emitir conspira contra aquellos que aspiramos a la verdad. La producción de verdades reconoce estos límites deseables para el conocimiento objetivo. Cada uno es libre de autopercibir como verdad, aquello que desée (El deseo es capaz de adjudicar sentido verdadero a cualquier cosa) Cada uno es dueño de sus límites y de tramitarlos en un sentido productivo o verdadero. Cada uno, es libre de autopercibirse: verdadero o falso. La realidad, como sujeto, es lábil, imprecisa y permisiva: permeable como la propia condición del sujeto. El intercambio de experiencias sutiles o útiles, no redunda en la producción de verdades. Pero emite corrientes de opinión. Hasta que la verdad salte a la luz, o no: Hay recursos probados y aprobados para evitarlo. Era un fusible noble, sano, soberano y núbil, subsensible a casi todo. En libertad me fundo: No alcanzó a completar la frase y se fundió con todo éxito.
La información precisa
(Tomás Mercante) La ciencia no se detiene: Lograron trasplantar con éxito un riñón humano a un cerdo. El paciente guarda reposo, evoluciona favorablemente y se muestra de buen ánimo. Hemos dado un paso importante que abre nuevos caminos y oportunidades para el futuro, con el empleo de técnicas avanzadas y tecnología amigable con la Naturaleza: Afirman los facultativos, que junto al donante, expresan optimismo y esperan obtener un jamón altamente competitivo para los mercados internacionales. II La identidad del donante se mantiene en reserva, aunque se trataría de un emprendedor exitoso. Las expectativas están puestas en la transferencia de información genética que dotaría al receptor de un potencial de competitividad inédito para su especie, posicionándolo en los más altos niveles del mundo desarrollado. El empresario confía en el éxito de su emprendimiento: Los cerdos son criaturas inteligentes, sensibles, afectuosas, pero no muy competitivas. No hay como un chancho del propio riñón.
Almas impares
(Aquino Lamas) Es como… El sentido analógico suele resultar útil, aún para resaltar la inutilidad: comparar, equiparar algo a un absurdo, o imposible, realza la vanidad del primer término. Es como pedirle pares al alma, escribía un falsificador autorizado. (La comparación se multiplica, en relación a la frase conocida y connotada, y la aparición del alma: ¿fruto o árbol?) Pero uno espera, pensé mientras citaba la paráfrasis: La paridad es una buena aspiración, dentro de todo lo aspirable, y suele resistir el paso del tiempo, como los árboles. ¿Tienen alma los árboles? Creo que sí ¿por qué no? Es de esperar que sí, toda alma es libre de creer y esperarlo todo. Si hay un alma sincera, o la hubo nunca se sabrá, como nadie sabe lo que le espera. La aventura de esperar no requiere autorización, cada alma es soberana a la hora de esperar: Algunas esperan alguna autorización, otras ni eso, pero lo último que se pierde es la esperanza, dicen… Hay una cantidad de almas en espera, sin darse por perdidas. No sabemos si hay almas pares o son todas impares. Sabemos que no se reproducen, por tanto no necesitan aparearse ni dividirse. Hay opiniones divididas sobre la utilidad de la espera: Con esperar no se pierde nada. La espera es tiempo perdido. Por el contrario, no hay opiniones divididas sobre la utilidad. Perder y ganar, son verbos populares vinculados a la utilidad: se gana y se pierde.., pero a veces se empata y aparece la paridad, que puede resultar un buen negocio, pero no goza de valoración entre las almas nobles que aspiran a la gloria del triunfo. Las almas pueden esperar, no tienen una vida útil que las limite. No conocemos los límites del alma, y hasta es posible creer en falsificadores de almas, e incluso aspirar a encontrar a quien falsifique lo mismo que nosotros. ¿Existe el alma gemela? Sí, hay unas cuantas, sólo que están en otra parte. (Tal vez esperando autorizaciones)
La cita apócrifa
(Epifanio Weber) No solía citarme sin necesidad. Pero tiene cara de hereje la necesidad, y los herejes hijos que olvidan los mandatos y corren los ejes. Ahora escribo de memoria, y si la técnica vacila confío en la memoria: ella sabe administrar los recursos y vicios propios de cualquier iniciado que se precie. Recuerdo, uno de los mejores poemas apócrifos de Borges que leí: Usted preguntará por qué citamos, ensayaba una cerrada defensa de la cita, y de la cita apócrifa en particular, que me hizo reflexionar y revalorar a Borges. El frecuentaba la cita, hay profusos estudios al respecto y, al parecer, la mayor parte de esas citas inverificables no era apócrifa. No sé si eso le agrega valor o se lo resta, aunque me inclinaría por lo último. Citar es fácil, ni siquiera hace falta haber leído mucho. Yo lo hago con frecuencia, si haber leído casi nada, y suelo repetir algunas sin ninguna culpa (En algún caso, puedo no conocer del autor más que esa cita. ¿No es suficiente?) Pero hay quienes cuestionan, o rechazan este recurso, y lo perciben, en Borges, como una ostentación de erudición, un exceso: Está bien saber, pero no así hacer ostentación de lo que se sabe; quien sabe demasiado, debiera procurar ocultarlo. Yo no creo tal cosa, por el contrario, es destacable que cuando Borges habla o expone lo hace siempre en un tono sospechosamente humilde. Más allá de esa humildad, auténtica o no, él sabía que no escribía para todos, algo tan improbable como impracticable, ni para el gran público, ni para un lugar o una época acotados. El escribía para la posteridad, y hay que ser muy humilde para eso. Usted preguntará por que citar… La profusión de citas diversas, no sólo refleja la posesión de una cultura universal, sino que permiten al autor entablar un diálogo con otros tiempos, épocas y lugares remotos de la cultura; de modo que esos sujetos tan lejanos, misteriosos, que casi nadie conoce, al ser citados elevan al citante a una categoría distinta entre los sujetos: uno que nos excede a todos, un sujeto inasible y superior, que contiene a todos los sujetos que tejieron la cultura, pensaron todo lo pensable, emitieron juicios, poemas, tratados filosóficos, volúmenes que dieron forma y volumen a la Historia de la civilización. Sí, citar puede ser excitante, hay material suficiente como para crear otros mundos, tan reales o ilusorios como éste. Pero no es tarea fácil, hay que tener recursos y saber usarlos. Dime a quienes citas y te diré… Hay que saber calibrar, para que el peso de la cita no opaque el texto propio. Una cita, debe ser competente, saber confrontar con otras en un mismo tejido: Las buenas, se imponen y hegemonizan (es preferible, muchas veces, una cita dudosa) Hay que saber, también, que la cita es una forma de reconocimiento: Citar es confesar “Este señor pensó algo que yo pienso, pero lo expresó mejor de lo que yo podría hacerlo” Al cabo, todos escribimos para ser citados, dijo alguno de los tantos que se ocuparon del tema y ahora no me es dado recordar, aunque sí citar. Pero pocos lo consiguen, en fin. Es más común citar que ser citado. Citarse a sí mismo resolvería la cuestión: Nadie me cita, y bueno.., puedo hacerlo yo. Pero no es una opción que goce de valoración en el mundo literario. Pero hay un atajo: desandando todo lo enunciado volvemos al punto de partida, ¿el grado cero de la cita? Sí, la cita apócrifa es la opción superadora que lo resuelve todo. No sólo es un recurso poético, sino tal vez el más interesante como acto creativo: El ejercicio de desplazarse en el tiempo y el espacio, elegir la procedencia y dar vida a ese autor imaginario, que sólo el creador sabrá que lo es. ¿Quién más podría detectarlo? ¿Cuántos personajes que nadie conoce y pudieran haber emitido algo interesante, o, al menos, citable? ¿Quién conoce todo lo que existe? ¿Qué es un engaño? ¿Qué es el arte? No nos engañemos, muchas de las citas que circulan y frecuentamos, son atribuídas a autores reconocidos, que posiblemente las tomaron de otros menos conocidos. Por el contrario, las apócrifas son creaciones auténticas, genuinas y honestas. No le deben nada a nadie, o en todo caso su deuda es con un autor apócrifo, o sea: una falsa deuda. Por último, el que inventa su propia cita no parasita. Creo en la creación apócrifa como el punto más alto de la creación humana, y también el más democrático: Ya lo dijo Demócrito, citando a Hermes Trismegisto: “Todos podemos citar y ser citados, frecuentar toda cita y cultivar la cita apócrifa, aunque no todos somos capaces”
Reproducción
(José Luis Greco) Mientras como mí ensalada procesada (para no perder más tiempo del razonable, masticando), una ensalada que incluye hongos (son buenos para prevenir el Alzheimer) mí hijo revisa la heladera y tira los hongos. ¿Estaban feos? Están llenos de hongos, me responde. (Pienso, hay cosas que ya no puedo ver) Pierdo la vista, pero mantengo una visión crítica de todo.
Esto no es un poema
(Aquino Lamas) ¿Cómo sé que soy un poema? Preguntaba el poema vacilante -y por tanto sospechoso- al arribar a un mundo poblado de sospechas y poemas. ¿Y tú me lo preguntas? Repregunté, para citando ganar tiempo y elaborar una respuesta no tan improvisada -es algo natural improvisar: casi todas las respuestas que emitimos son improvisaciones- Mi respuesta no pareció satisfacerlo, sospeché que le resultó sospechosa -como suele ocurrir con las respuestas que preguntan- Mientras el poema vacilaba, pensé otras respuestas disponibles: -Nunca lo sabrás. -Hay preguntas que no tienen respuesta. -Para qué quieres saberlo, mi linda flor de ceibo. -Menos averigua Dios y perdona. Y otras tantas, que descarté por ésta: No hace falta ser poema para ser, ni siquiera tener título habilitante ni categorización alguna. No hace falta tener nada para ser alguien o algo: el alga no sabe que es un alga, pero es; no tiene que aspirar a nada para nadar y ser. Un poema es muchas cosas y otras tantas que no es. Para verificar su cumple toda condición poética, habría que recurrir a la autoridad de aplicación. Pero los poemas genuinos, verdaderos, no preguntan qué son ni cuántos son (aunque pueden preguntar cuánto es y formular otras preguntas) Saben, que un poema que pregunta demasiado, es siempre sospechoso.
Cuando evacuando…
(Tomás Mercante) ¿Ahora es cuando? No sé, me dije y lo agendé (nunca nadie marcó mi agenda, nunca dejé) Son las once, es tiempo de evacuar tanta duda acumulada por generaciones. (Se genera más de lo evacuable) Son las once, no creo en números primos (hace décadas que no veo a mi primo y viceversa, no soy muy afecto a los lazos de sangre: confío más en los de baba u otros lubricantes naturales) Evacuando: ¿Nacer es evacuar? ¿O sólo su segunda inversión? (Con Eva nace la metonimia, luego Evita dignifica con metáforas descamisadas: la dignidad, está ahí, en el diminutivo, aunque genere algún rechazo: grasitas, cabecitas) Nacer, morir, no son opuestos complementarios, por el contrario: Todo es inversión. Se nace por inversión: Para que algo nazca, primero hubo que invertir. En un principio no hubo nada, ni materia, ni luz, ni viento, ni conflicto de intereses: Todo era tiniebla, Hasta que llegaron las inversiones, tuvo lugar la inversión divina y se vio que era bueno invertir (aunque no hay evidencia científica) Evacuando: Colón no paró el huevo. El huevo no se para, carece de miembros. La erección es un hecho biológico, físico, producto de la inversión inteligente: el cerebro, con el estímulo adecuado, decide invertir un volumen de sangre en una zona acotada, hasta lograr la consistencia deseada por las partes (El deseo es un recurso de la biología para reproducir funciones: hay que ser funcional, los deseos son órdenes) Evacuando: Nadie nace de un gerundio, aunque el movimiento se demuestra andando (entrando y saliendo de la ecuación semántica, hasta la evacuación) ¿Qué es lo que queríamos demostrar? No, no tenemos nada que demostrar. Hay parteras, obstetras, encargados y ayudantes que coadyuvan a que nazca el destinado. Hacen nacer. Así, a pura inversión, nace la industria del conocimiento, como antes fue la industria de la fe. El conocimiento divino, abreva en los principios y legados de la fe (adoptamos la posición erecta) Eructamos, evacuamos, emitimos, imbuídos en esta fe que nos encarna: encarnamos para poder desencarnar. El Verbo Encarnado, carnadura celestial, trasciende nuestra condición material. Somos pura inversión, venimos a invertir y a evacuar para volver a invertir. ... Fe de erratas: Siempre es un buen recurso, la rata; criatura divina que nos acompaña desde siempre; nuestro ancestro mamífero enriquece cualquier texto y puede salvar un poema vacilante: Se adapta a todo paisaje y condición, como los animales emisores que evacuan poemas y desovan sus inversiones. No estamos solos, hay más de diez ratas por poeta vivo (los muertos no cuentan)