(Onésimo Evans) No corrijas ni nades en las aguas asépticas de la corrección genérica. Ante una vocación incorregible conviene vacilar, y preguntar por el sentido en que se nada. No corrijas ni nades, ante las filiaciones del gusano cualquier observación es aleatoria. El error es tan humano como el corrector libre y soberano. No corrijas a naides. Nadie es quien para evaluar a naides (hay entes calificadores, correctores de estilo y verificadores independientes) Hay mucho que ignorar, no ignores. ¿Existe el éter? ¿A qué velocidad se descompone un sacramento? ¿Qué es la atracción a sangre? ¿Se puede producir sentido en el vacío? ¿Qué nos atrae de él? ¿Cuánta atracción puede soportar un cuerpo? ¿Somos capaces de atraer las inversiones que merecemos? Escalas y valores, vacilan en el fluído nativo que te mece, ¿sabés nadar? ¿te recibiste? Todos somos receptores y dadores, nadador, nadadora. Y siempre habremos justos y pecadores. Nada adores, nadadore. Si la ambición descansa en el pecado y la codicia es vana, no te vanaglories en tu código de barras, ni te regocijes en el error ajeno y no forzado. No corrijas ni nades (en aguas extintas o estancadas no hay corrientes) El error no es un accidente, es un camino humano, a saber, como el pecado. Y el que peca tiene el futuro asegurado.
Archivos Mensuales: abril 2021
¿es palabra de dios..?
(Asensio Escalante) ¿Qué es dios, sin la palabra? ¿Qué quedaría de El, sin su cuerpo de palabras? ¿Qué sería de nosotros, feligreses, agnósticos, creyentes, excreyentes, ateos, o aspirantes sin esta fe hilvanada con palabras? ¿Qué clase de herejía podría ejercerse en un espacio vacante de palabras? ¿Cuánta fe, o falta de fe se puede cultivar sin la palabra? ¿Provenimos de la voluntad divina o descendemos de palabra? ¿Qué fue primero: dios o la palabra? Si la palabra es creación divina ¿Qué estuvo haciendo Dios, antes de hacer lo que hizo? ¿Hacía silencio? ¿Vacilaba? ¿Esperaba la oportunidad? Sabemos poco de Dios, no tenemos registro de sus antecedentes, pero sabemos que la vida es anterior a la carne. ¿Hacía falta que el verbo encarnara? ¿Qué oportunidades vislumbró el Creador, en las propiedades y atributos de la carne? ¿Era necesario proveer de carne al Verbo, o de palabras al deseo encarnado? ¿Cómo podríamos pecar sin el verbo pecar? ¿No era suficiente con la fotosíntesis? ¿No colmaba su ambición creativa (o vocación creadora) esa vida silenciosa, que toma del sol el alimento y lo transforma en energía, sin violencia? ¿Hacían falta metabolismos superiores? ¿Hacía falta el depredador natural? ¿Era necesario un depredador mayor, o superior, que determinara cuáles especies merecen vivir y cuales deben desaparecer? Devoraos los unos a los otros: He aquí el mandato divino, sobre el que reposa el llamado Orden Natural que todos suscribimos, con mayor o menor disposición. Gracias a Dios, o a la palabra, tenemos conciencia. Y gracias a ambas, gozamos de libre albedrío: Podemos discernir, pecar y justificar.
¿Sabías?
(Luis Espejo) ¿Ya pensaste qué hacer con lo que te queda de vida útil? ¿Sabías que podés agregarle valor? ¿Sabías que existen recursos para optimizar tu capacidad residual? ¿Sabías que todos tus valores tienen una vida útil? ¿Sabías que poner en valor esos restos de vida útil, puede ser la mejor inversión? ¿Sabías que podés disponer de la oportunidad de aumentar tu rendimiento y gozar de un aprovechamiento pleno de ese cociente residual de vida útil? Pensalo, puede resultarte útil… (Ah, si ya no te queda nada, y ya consumiste toda tu vida útil, no es para preocuparse: Un problema menos, no tenés nada que pensar, ni hacer)
La evolución de la pasión
(Horacio Ruminal)
Usurpar,
un verbo transitivo.
Todos podemos usurpar
y ser usurpados.
Usurpar, verbo entrañable,
expresa una acción tan natural
como útil al animal que emprende,
y nos acompaña desde los albores
de la Historia civilizada.
Nuestro estado actual, no está nunca
libre de ser usurpado por otro.
No es para preocuparse: Sólo se puede
usurpar a otros.
Verbo entrañable, hay quien afirma
que es la base de la civilización:
Todos los estados modernos
y desarrollados, proceden de la
usurpación.
II
La usurpación, puede incluir casi todo:
territorios, bienes, cuerpos, palabras
-como vida- y otros recursos naturales.
Al cabo, la Historia suele justificarlo
como algo natural desde un pretendido
darwinismo: Siempre fue así, se imponen
los más fuertes, aptos y capaces de adaptarse.
Al presente, la usurpación se ha diversificado.
Hay formas que son consideradas opinables
o punibles, pero sigue siendo practicable y
legítima, si se emprende con prolijidad y se
ajusta a derecho, o se obtiene la seguridad
jurídica.
III
El derecho a usurpar, mantiene su vigencia,
acompañando la evolución natural de las
relaciones humanas, determinadas por las
relaciones de producción.
La evolución de la Justicia, una rama de la
Política, una rama de la Economía, contempla
también el derecho a usurpar derechos (los
derechos no son para siempre, en nuestras
sociedades modernas, dinámicas, en constante
evolución)
La usurpación, un concepto de amplio espectro,
un significante con más sentidos que funciones,
que nunca deja de generar oportunidades.
Es útil conocer que es una forma de apropiación,
la usurpación. Vinculado íntimamente con el de
propiedad, como éste al de riqueza.
¿La riqueza se crea?
Sí, a través de la usurpación de bienes, territorios,
o fuerza de trabajo.
La propiedad, es tan natural como la usurpación.
La naturaleza de la usurpación, es diversa, como la
de lo que puede ser usurpado. Pero no reviste mayor
interés: Transcurrido un tiempo razonable, el usurpador
deja de ser percibido como tal, y puede gozar libremente
del producto de la usurpación, como del reconocimiento
social.
La usurpación, es una buena inversión, acaso la mejor
(junto con la educación: gracias a ella, la aceptamos
como algo natural)
La usurpación es un emprendimiento seguro, basta
animarse a emprender.
IV
La usurpación, un hecho cultural que nos constituye
y trasciende todas las culturas:
Venimos a usurpar, provenimos de usurpaciones,
y estamos en condiciones de seguir usurpando,
mientras siga siendo útil y generando oportunidades.
Gracias a la usurpación, valoramos la importancia
de disponer de Pueblos Originarios, que pueden
enriquecer nuestra cultura diversificada.
V
Hay quienes aventuran que todo lo que somos
lo debemos a este verbo, y que a lo largo de la
Historia, este recurso ha evolucionado en
sentimiento: Un sentimiento inclusivo (todos
somos usurpadores) y exclusivo de la especie, que
acaso sea el que mejor defina la condición humana.
Siempre habrá algo que usurpar, sostienen
y aseveran: La usurpación no tiene fin,
ni lo tendrá mientras exista un cromosoma
humano.
VI
Pero existe un pensamiento que lleva aún
más lejos esta idea:
El hombre no puede vivir sin pasión,
y la usurpación es una pasión,
tal vez la más humana.
(Estos pensadores apasionados, apuestan a la
evolución, tanto de las pasiones como del
lenguaje, y auspician un futuro de plena
libertad, donde se reconozca la libertad de
usurpación.
Esta fe -la fe es una pasión- los inspira
a especular que más temprano que tarde
usurpación se escribirá con “s”, como
ellos ya lo hacen)
El problema de la generación genérica
(Luis Espejo) El verbo generar genera dependencia: Necesitamos generar. El problema de la generación descontrolada, no parece de fácil solución a corto o mediano plazo. ¿Cómo combatir la dependencia heredada, desarrollada por generaciones? ¿Cómo distinguir, el hábito generado del genuino y natural? ¿Estamos en condiciones de detectar, discernir, discriminar y descartar aquellos hábitos generados por el hábito de generar? ¿Cómo salir del vicio retórico que se regenera en cada hábito que se repite, como es habitual? ¿Estamos en condiciones de generar los anticuerpos que necesitamos, para dejar de incorporar nuevos hábitos generados? ¿Cómo romper el círculo vicioso? ¿Cómo determinar el punto crítico en que el hábito evoluciona en vicio? Contamos con el servicio, afortunadamente, de la ciencia y la filosofía. Hay opiniones encontradas: Según estudios científicos en avanzado estado, del campo de la Neurolingüística, la Neurobiología molecular y la Neurociencia cognitiva, habría una determinación genética: El hábito de generar, depender, y generar dependencia, estaría en los genes, habitando nuestro mapa genético. Desde esa visión, no habría otra salida que resignarse a la generación permanente, y convivir con todos los hábitos conocidos y las nuevas tendencias generadas y venideras, mientras esperamos que la ciencia avance en la producción de conocimiento objetivo y verdadero, generando las respuestas adecuadas desde los laboratorios de manipulación genética y transgénesis sustentable. Pero hay otras opiniones, que pueden generar más optimismo. Filósofos que adscriben a las nuevas corrientes del Pensamiento Positivo, estiman que existen otras vías para encontrar una salida. Vislumbran una luz, al final del túnel, y afirman que sí, se puede: Se trata de buscar la salida negociada. Es cuestión de generar y obtener consensos, para poder aplicar los ajustes necesarios, y optimizar la generación de emociones positivas, regulables, replicables y escalables por fuera del círculo de la dependencia automatizada o genérica. Se muestran optimistas: Estamos en condiciones de generar otras condiciones.
La utilidad de la evolución (o la evolución de la utilidad)
(Horacio Ruminal) Hay palabras, que no se resignan a servir bajo una sola función gramatical. El adjetivo útil, puede ser también un sustantivo (el útil, los útiles) y a su vez, utilizarse como verbo, incluso en su forma negativa (inutilizado) La utilidad se amplía aún más, al sumar el adverbio, que es como un adjetivo del verbo: Inútilmente, buscaba una función donde no pudiera prestar ninguna utilidad la palabra útil. Todo lo que se puede hacer, o decir, será, en primera instancia, útil o inútil. También lo que está hecho y dicho. Dicho ésto, se puede decir que las palabras son útiles, en tanto cumplen una función, persiguen un fin, y al concretarlo realizan su utilidad. Hay hechos y palabras, porque hay sujetos: seres que producen hechos, acciones, y emiten palabras, intercambian. Gracias al comercio de la palabra los sujetos entablan relaciones, más o menos útiles y estables: la segunda condición dependerá de la primera. El orden simbólico, un sistema creado por sujetos, hace posible la conciencia. Somos conscientes de la utilidad, y de su condición temporal: En distintos segmentos de nuestra vida útil, percibimos que hay sujetos que nos resultan más y menos útiles. Las relaciones entre sujetos son dinámicas, estamos sujetos a ese cambio en la valoración de la utilidad del otro. En otro sentido, los movimientos históricos, las formas en que nos organizamos para producir y vivir, siguen el curso evolutivo que determina la utilidad: lo que es útil para la evolución. II La evolución es también una palabra, y de las más útiles. Sirve para justificarlo todo, casi como utilidad o útil. No se puede estar en contra de la evolución del lenguaje, ni del conocimiento, ni de las relaciones de producción tributarias de la propiedad (que sigue su propia evolución, concentrándose cada vez más en sí misma) III Para que exista algo útil, o se produzca utilidad, debe haber un sujeto que utilice: Hay muchas formas de utilizar los verbos y palabras que no son verbos, por eso existe la literatura, y sujetos que ensayan y disponen palabras en forma de poemas, en busca de otra utilidad, o bien de objetos que no se reconozcan en la funcionalidad de lo útil. Sin embargo, desde los verbos más necesarios hasta los significantes menos frecuentados y de más dudosa utilidad, sólo son útiles para nosotros, los sujetos auto reconocidos como tales, una proporción insignificante de la biomasa. Es natural que la proliferación descontrolada de esta especie, los sujetos, derive en la multiplicación de utilidades y en su búsqueda creciente. Y es natural, también, en términos evolutivos, que la producción y reproducción de sujetos produzca nuevos objetos y nuevas necesidades y con ellas, la necesidad de expresarlas, nombrarlas, para poder asumirlas, gestionarlas o tramitarlas. El lenguaje se adapta, como cualquier organismo vivo, a las condiciones de la evolución. Sabe, que una lengua que no es capaz de adaptarse, perece. Cada cultura es responsable de la evolución de su lengua (Todos los cambios que produce una sociedad, empiezan a manifestarse allí) Las sociedades más ricas, producen y exportan nuevos significantes, que las otras adaptan y adoptan sin reparos, de un modo natural. El lenguaje, entre otras utilidades, sirve para naturalizar todo (la incorporación de vocablos extraños, valores semánticos, es una forma de colonización eficaz, un recurso natural de la ideología) IV La utilidad, entendida como propiedad o condición de un objeto o una acción, de servir a la consecución de un fin, hoy, por obra de la expansión de su volumen semántico, ha pasado a ser otra cosa: se desarrolló, agregó valor. Su valor de uso en relación a una finalidad acotada, fue superado por la acción de quienes impulsan y deciden la dirección de “la evolución”, para convertirse en un valor excluyente: un fin en sí misma. Luego, resulta natural que esta palabra determine todas nuestras valoraciones. Naturalizamos que la búsqueda de utilidades, tanto como la forma de “producirlas” lo justifique todo. No hay culpa, cuando hay el móvil es una causa justa, como la utilidad. Como es el fin último de todo , y de todos, resulta natural que ese fin justifique los medios. Para que la utilidad haya podido erigirse como valor central, axial y excluyente que nos gobierna y al que sólo cabe rendir culto y tributo, hubo que naturalizar que todo lo que existe en forma natural, incluídos los cuerpos de sujetos hablantes y deseantes, son “recursos”. Es natural, por último, que todo esto ocurra, y que sea éste el sesgo evolutivo adoptado, en un mundo controlado por intereses corporativos y globalizados, grandes corporaciones que deciden el diseño de nuestro futuro, y a las que sólo les interesa obtener más y más utilidades. V La vida, una condición de la materia, que compartimos con millones de organismos, nos sigue resultando algo extraño y misterioso, imposible de definir (más allá de los signos vitales y las funciones biológicas que la definen). Pero no necesitamos conocer mucho más, ni entender o buscar un sentido más profundo. Gracias a la “evolución” pudimos comprender, aceptar y naturalizar, que hay algo más interesante que ese sentido presunto e inasible: La vida, en sí misma, es un concepto abstracto, sin mayor valor que el que emana desde su condición efímera. Lo que en verdad importa es la vida útil. ***
Hacia una ideología sincera
(Tomás Mercante) Seré sincero: sólo tengo valores dudosos. Para ser sincero, dudo de quienes prometen sinceridad, o la enarbolan como un valor. Seamos sinceros. ¿Cuántos autores, bajo un manto de pretendida sinceridad, emiten pensamientos sostenidos en valores ideológicos? Pregunta: ¿Hay valores no ideológicos? Sospecho que no, podría afirmar desde una sinceridad dudosa. La ciencia describe el pensamiento ideológico como aquel que no está fundado en una verdad revelada por la evidencia científica. ¿Verdadero o falso? Me reservo el beneficio de la duda. En realidad, la pretendida autoridad científica no está desprovista de ideología: ¿una ideología sincera? Todo es campo de disputa ideológica, incluída la ciencia y el lenguaje. No parece sensato presumir que la ciencia sea el único saber válido, ni que combata la ideología, para ser sincero. Para salir de este círculo ideológico, habría que recurrir a la Filosofía, pero la epistemología y la ética, son disciplinas filosóficas que no generan oportunidades, no gozan de demasiada popularidad en el ambiente científico, ni atraen inversiones. ¿Puede ser posible un pensamiento no ideológico? ¿Habrá algún portador sano entre tanto sujeto? Para ser sincero, habría que ser libre, sospecho. ¿Quién puede estar libre de ideologías y valores? No pretendo ser original, pero todo parece indicar que son necesarios, unos como otras. En cuanto al valor de la sinceridad, no hay mucho que agregar, sólo que no luce como un valor confiable ni estable, ni parece agregar valor al sujeto . Cada uno tiene sus propios valores, algunos gozan de reconocimiento ante las autoridades evaluativas y entre los evaluandos. Otros no. Para ser sincero, la sinceridad no es un valor muy reconocido, acaso por la dificultad de verificarlo. Seamos sinceros, cuando alguien insiste en hacer notar su sinceridad, hay que dudar y sospechar o bien, recurrir a un verificador independiente. Soy sincero: sólo tengo valores dudosos (pero las dudas son sinceras)
Velámenes
(Epifanio Webber)
Orificar la luz
los nombres de la luz
los reflejos de los nombres
los haces unimembres
del tejido compulsivo
alimentando la ilusión
donde la voz fue dicha
opción 2:
donde fue voz la dicha
opción 3:
¿adónde fue? ¿quién oyó?
Hacer acero
de esos haces excedentes
y esperar que precipite
un ápice:
el oro de la luz
el brillo sincero que reluce
sin ser oro
orillamos esa ovalidad
-el cero de oro –
Oremos: por el oro y el acero
(el oro es, el acero hay que hacerlo)
La sabiduría ancestral
de los pueblos alquimistas
nos guía en la oración,
sus orificios y emanaciones
a ofiricar
Oremos, sobre el reflejo
de esos haces, sobre las heces
de los muertos, sobre los verbos
caídos en acción, sobre
estos nichos luminosos
Es hora de orar,
repitamos conmigo:
repitamos conmigo.
(y con el espíritu de la repetición)
Si hay combustión hay vida,
observamos en silencio
las leyes de los cuerpos
superiores
a su capacidad de reflexión
Damos gracias
a todo lo que nos refleja
Damos signos
descartamos
los víveres de ayer
Aprobamos:
la combustión divina
y sus emanaciones
Oremos
por la producción y reproducción
de cuerpos que incorporan cuerpos
Velad el regocijo de la espora
ahora y en la hora,
arúspices, adláteres, alfiles
y personal subalterno:
El orden de los factores
adulterado por voluntad divina
Hermana, ritma tus emanaciones
Velad por nosotros
y nuestros ordenadores
Velad
la prótesis de dios
sus extensiones
y prolongaciones infinitas.
Ursula K. Le Guin: Los que abandonan Omelas. Cuento
Con un clamor de campanas que impulsó a las golondrinas a levantar el vuelo, el Festival del Verano llegaba a la ciudad de Omelas, que descollaba radiante junto al mar. En el puerto, los aparejos de los barcos destellaban con banderas. En las calles, entre las casas de rojos tejados y pintadas tapias, entre los viejos jardines donde crece el musgo y bajo los árboles de las avenidas; frente a los grandes parques y los edificios públicos desfilaba la multitud. Decorosos ancianos con largas túnicas rígidas malva y gris; graves y silenciosos artesanos, alegres mujeres que llevaban a sus hijos y charlaban al caminar. En otras calles, la música sonaba más veloz, un trémulo de batintines y panderetas y la gente iba bailando; la procesión era una danza. Los niños correteaban de una parte a otra y sus gritos se alzaban sobre la música y los cantos como el vuelo…
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Disonancia cognitiva
(Epifanio Weber) El conflicto está en vos, sos vos: no mires para afuera. No afinabas, ahora lo sabés: Te lo dice la ciencia. El verdadero conflicto eras vos, ahora lo sabés y podés superarlo. La ciencia te brinda la oportunidad. El desafío de aceptar y asumir tus propias culpas: ¡Ya basta de proyectar, transferir, tercerizar! Basta de deslindar: no es lindo ni sano. ¿Te preocupaba la falta de justicia? Ahora podés hacerla vos mismo, autogestionar el dictamen de tu propia condena, sentenciarte, y sentarte a disfrutar, en tu sano juicio, de haber hecho justicia por mano propia, con la satisfacción del deber cumplido. Eras el único culpable, sólo que te faltaban elementos de juicio y un marco teórico apropiado para el ejercicio de la justicia, con un soporte epistemológico de objetividad irrefutable, como el que te ofrece la neurociencia cognitiva, para visualizar, visibilizar y destrabar el conflicto. La producción de conocimiento mejora la vida. Ahora disponés de los recursos necesarios para generar tu propia justicia (libre de emisiones dudosas y contaminación ideológica) con sustento científico, y poder gozar de un juicio justo y una condena aceptable y ejemplar. La justicia la hacemos entre todos, cada uno desde su propia conciencia: Te lo dice la ciencia. Aceptá el desafío, asumí tus culpas y hacé justicia: condenate y cumplí tu condena con empatía, para poder integrarte y gozar de todas las oportunidades de los justos, pecadores y condenados al éxito.