Copular es un verbo que une
sin ser un verbo copulativo
Unir es una necesidad -en ambos casos-
una necesidad popular
Si uno necesita uniones / no puede prescindir
-más allá de su duración, consistencia, ó resultado-
de esta clase de funciones verbales
(También unen : conjunciones, contracciones,
resignaciones, aglomeraciones, intenciones e intereses
diversos así como adhesivos de distinta calidad
y procedencia)
La unión es una forma de comunicación
Comunión es una unión común
que no altera la naturaleza de las partes
ó miembros
La unidad, no es causa ó consecuencia de la unión
Es condición anterior: Para que haya unión
primero debe haber unidades
La unidad del discurso
requiere del buen uso de los verbos copulativos
Los verbos copulativos son necesarios para mantener
la unidad, la cohesión y la fluidez del discurso
(Hasta para ser coherentes los necesitamos)
El verbo copular como los Verbos Copulativos
tienden a la unidad (su búsqueda excesiva puede
producir efectos no deseados, así como su deseo
extremado acabar en la noción nociva de lo ‘único’)
El Verbo Copular como los verbos copulativos
descienden de la Necesidad -Parménides la nombra
con mayúsculas, por su carácter divino-
(La necesidad de unir vive en el hombre desde que
éste perdió su condición singular: dejó de ser uno)
Aunque los une la Necesidad, los verbos copulativos
parecen más imprescindibles
Hay quienes sostienen que se puede prescindir
perfectamente del verbo copular
(Las religiones lo limitan a la función reproductiva)
No así de los verbos copulativos
Hay que darles la razón: Se trata de un verbo
altamente prescindible
De hecho su uso se restringe al ámbito académico, al
científico y pocas veces al literario -si se descartan las
malas traducciones-
Su misma carga de neutralidad conspira
contra el natural deseo de copular -tal vez por eso
se lo prefiera en esos ámbitos-
No se conocen invitaciones formuladas
en estos términos : “¿desearía ud. copular?”
con resultados exitosos
No, no es popular copular
Pero hay sinónimos para escoger: coger, curtir, transar, garchar,
culear, pisar, fornicar, pirovar, fifar, voltear, mover, embocar.
empomar, follar, montar, ensartar, pecar ó lisamente, hacer la
porquería…,
verbos que en distinta medida gozan ó gozaron de alguna
popularidad. Pero lo popular está, se sabe, asociado a lo más
bajo, unido a lo procaz, lo ordinario, lo soez. Un orden
inferior, donde sólo tienen lugar las formas descendentes:
bajas pasiones, bajos instintos, bajos fondos donde las bajantes
de la marea humana van condescendiendo hacia las más bajas
expresiones
No es indistinto el instinto
Por eso, quien lo desarrolla hacia formas más elevadas
no garcha ni anda haciendo porquerías
Pueden copular, sin necesidad de entrar en contacto
con esas inmundicias gramaticales, esas excrecencias
del lenguaje
Pueden hacer el amor
y reducir incluso a una forma más aséptica:
tener sexo
Aunque a veces, encuentran una carga excesiva
en la palabra sexo, tan ligada al instinto, a lo
primario -hasta las moscas tienen sexo, hasta
algunas plantas tienen- y prefieren, entonces
mantener relaciones (como los verbos
copulativos)