(Ricardo Mansoler) Hice lo necesario pero no fue suficiente. Justificaciones al margen, no es necesario compartir necesidades. El poema autosuficiente no responde a esta necesidad ni a otras: sabe lo que necesita y no necesita ser necesitado para ser. Los necesitados no preguntan por la extracción de clase del poema, son indiferentes al ejercicio de la autoridad y a la muerte del autor. Y no hacen poemas. Son ajenos a la transgénesis, a la proliferación de categorías genéricas y a la multiplicación de las penas. Indiferentes a la reproducción de géneros que mutan, a las nuevas cepas y sus aplicaciones disponibles. No se bajan ninguna aplicación, no se bajan nada. No se bajan: No tienen adónde bajar. El poema es un género que muta, como la realidad: es cambiante. No se reconoce en una forma única y estable. Hay poemas que mantienen su estabilidad, otros aspiran sin comprometerse mientras viven de las mutaciones, como cualquier virus. El poema puede todo el sexo que quiera: uno, dos o más si es necesario (para algunos es una necesidad, para otros mera ilusión de la materia, o un exceso a evitar) El poema puede autopercibirse asexuado, apolítico, asincrónico u asintomático o abrazar cualquier anacronismo y reclamarse analógico. Pero puede mutar, reconvertirse, y hasta creer que evoluciona como cualquier organismo vivo. Los organismos vivos pueden tener sexo, o no, según su estadío evolutivo: los más elementales se siguen reproduciendo por división. De esa función descendemos y descienden todos los poemas emitidos (que, como sus emisores, se dividen: gestantes o no gestantes)
Archivos Mensuales: diciembre 2021
Armonías
(Tomás Lovano) El metabolismo de la muerte roza la perfección en un sentido armónico: Vidas disipadas, ordenadas, útiles, dudosas, sacrificadas, licenciosas, silenciosas, estruendosas, opacadas, luminosas o extraviadas, resuelven en una misma secuencia armónica inopinable, tan perfecta como irrefutable.
No está muerto quien vacila
(Onésimo Evans) Avanza, aunque repita el movimiento estudiado que lo emite, se repite: el reptil repta el lepidóptero vacila y el ojo del bacilo no se inmuta. Intrépido, el reptil no se repite sino lo necesario para cobrar su presa: otro reptil que ya no repta ni repite. El bacilo se persigna: por suerte soy bacilo que ni pesa ni expresa. Por suerte soy bacilo, que no presa. ¿Qué más se puede pedir?
El poeta funcional
(Aquino Lamas) Los deseos son órdenes, tengo para mi: excepto los ajenos. Nadie puede permanecer ajeno al orden de lo deseable por demasiado tiempo. Siempre hay tiempo para desear algo -aunque más no sea, el fin de la sujeción a ese orden- Una resolución, justa o injusta, alivia esa tensión que el deseo supo generar (las tensiones, no se sabe en qué terminan, mientras que el reposo trae alivio: algo deseable) Pero no es el reposo un estado que pueda mantenerse demasiado tiempo -aunque sabemos que a cada minuto nos acercamos al reposo definitivo- Mis deseos son órdenes: Sólo me mueven deseos autistas, escribe el poeta autogestionado -un self made man- desde su ergástula ergonómica. Soy yo y es ahora, se ordena. Si fuera otro, no podría escribir este poema. Acaso ni siquiera lo leería. ¿Para qué perder tiempo incorporando los residuos de deseos ajenos? Tengo los míos, sin metáfora: ellos no la necesitan. No hay poema sin deseo, todos se arman con los restos de deseos que no llegaron a destino. ¿Cuál es el destino de un poema? ¿Ser leído? ¿Quién podría leerme mejor que yo? El Otro leerá lo que quiera y como quiera (Uno oye solo lo que quiere oir: quien quiera oir que oiga, no soy quien para impedirlo) ¿Qué pedir a un poema? Cada cual pide su deseo, una mueca, una sentencia, un perfume, una señal que comunique al sentido emotivo: algo en que poder identificarse. El otrO puede interpretar cualquier cosa, y detenerse en cualquier parte, creyendo detectar el sentido más profundo, el verdadero sentido del poema, que suele ser otro. El otrO se desvía, porque es Otro: Es natural, sigue su deseo, que es otro. Yo no soy ningún OtrO ¿Qué esperar del deseo del Otro? La única certeza es el desvío. El poema es, en esencia, otro desvío: materia residual, desechos de deseo desviado de su función útil. Un desvío que busca su forma para resolver en otro provisorio estado de reposo. No hay otro sentido. Pero hay Otros, que desean -y acaso deseen lo mismo- Lo cierto: Un poema puede adoptar distintas formas, incluso aquella que todo lector de poemas rechazaría. Y es natural: Sólo debe fidelidad al deseo original. ¿Un exceso? El poema no espera un juicio justo ni pregunta alto quién vive. No busca afinidades ni clientes, ni cree en el adjetivo vivo. Sabe que para estar vivo debe ser excesivo.
Nuevos vientos
(Teodoro Losper) Parcialmente inestable, se pronostican nuevas crisis de identidad genérica. Soplan nuevos eventos meteorológicos, metafóricos, ontológicos y metametereológicos. Los vientos autóctonos ya no enamoran. Es necesario importar otros vientos para generar empatía y atraer inversiones. Estudios académicos abonan nuestro discurso, la ciencia es con nosotros. Ella ilumina el camino y provée los instrumentos epistémicos y los fundamentos verdaderos para alcanzar el desarrollo sustentable. No puede haber temor ni titubeos: Con la verdad no ofendemos ni tememos. Disponemos de los recursos que necesitamos y también de los que otros necesitan. Estamos en condiciones de generar otras condiciones: Las crisis son oportunidades de crecimiento. Sin crecimiento no hay futuro (más allá de la repetición, un vicio retórico que no genera nada interesante: un vicio inútil, más allá de su función en los estribillos, secuencias armónicas, ritmo, metabolismo, respiración y sistema circulatorio, por no nombrar la reproducción) Estamos ante un nuevo desafío que requiere empatía y el esfuerzo de todos: reciclar la crisis. Nadie tachado de sensato, en su sano juicio puede desear no crecer, salvo el enemigo. Sabemos que el enemigo no descansa y es mutable como un virus. Pero lo conocemos, en parte (todo conocimiento es parcial) tanto como al enemigo interno que permanece agazapado entre nosotros. La producción de conocimiento no se detiene, y está de nuestro lado: es nuestro aliado incondicional para generar las condiciones que necesitamos y crecer sin límites. Hay estudios que avalan y abonan nuestro discurso (incluso pueden hacerlo con cualquier otro) Apostamos a la inversión, con evidencia científica: estamos entrando en un futuro reciclable. Los documentos científicos son un buen abono para compostar.
El valor relativo
(Aquino Lamas) La idea de valor o el valor de la idea: “Toda idea, llevada hasta sus últimas consecuencias, se transforma en su opuesto” El valor de la oposición: ésto vale, porque hay cosas que no valen. Ocioso es enunciarlo: Sin oposición no hay valor. Lo opuesto no significa lo contrario ni lo inverso. El que invirtió lo sabe, hay que invertir tiempo para poder diferenciar los términos y para poder diferenciarse de la confusión general o primordial. El pensamiento es inversión. Toda idea puede ser desarrollada en distintos sentidos, con resultados que pueden oponerse. Siempre formé parte de la oposición, decía un librepensador autorizado. Por lo común, son pocos los que llevan una idea hasta sus últimas consecuencias. Es riesgoso, hay pocas como para arriesgar a que terminen siendo apropiadas por la oposición. El enemigo suele usar nuestras propias ideas, con fines deleznables. Hay que ser cauto: sabemos poco del enemigo, pero sabemos que habla nuestro mismo idioma. Cualquier poeta lo sabe, si supo invertir. Un poeta que se precie, puede llevar la idea a cualquier parte, aunque no tenga ninguna. Si asume el riesgo, sabe que se expone a la incomprensión, o peor: a la indiferencia. El verdadero poeta no se amilana: Hay que tener valor para mantenerse indiferente. Sabe lo que hace, y sabe invertir: El valor no está en la idea, sino en lo que se hace con ella. No espera cosechar empatía, innovación, progreso o el reconocimiento de sus pares. No cree en paridades, ni en el valor agregado de ciertas palabras. Sabe que el desarrollo de la idea puede devolverlo al principio del poema: La idea de valor o el valor de la idea. Pero vuelve a invertir (sin inversión no hay desarrollo) a sabiendas que el enemigo se está reproduciendo, y que la inversión es una forma de repetición.
El vicio de la utilidad
(Tomás Mercante) La base del ahorro está en la utilidad que reluce al reducir. La reducción es útil, para ahorrar palabras. Hay un sentido útil que es también el único (para ahorrar palabras) La palabra ahorrar tiene muchas aplicaciones y más de un sentido. ¿El ahorro es la base de la fortuna? El útil observar los distintos sentidos que parecen oponerse: Uno, la suma, la acumulación positiva en el tiempo, a partir de la agregación metódica. El otro es negativo: la resta como condición; reducir gastos para poder acumular a cuenta de un futuro disfrute. El ahorro, reduciendo, sólo puede ser posible en relación al tiempo, como casi todo. Para los creyentes, como para los simples mortales que sólo creen en la propiedades de la carne. La pregunta que ahorra todo a la hora de ahorrar: ¿Qué es más útil: el futuro o el presente? La respuesta sólo puede ser subjetiva, como todas las respuestas emitidas al presente. (Aunque el valor de la utilidad permanece irreductible) La significación del ahorro, varía según las circunstancias, las épocas y las condiciones subjetivas del ahorrista. (Desde una visión objetiva, es claro que para quien no sabe cuánto tiempo le queda, no tiene demasiado sentido ahorrar nada)
Zona de sacrificio
(Ricardo Mansoler) Los peones no envejecen -en una oportunidad, un peón viejo me decía- Peones y oportunidades hay de sobra: no envejecen, pasan. En el ajedrez no se puede pasar, hay que jugar hasta las últimas consecuencias, aunque no haya nada que hacer. Los peones, siempre están dispuestos al sacrificio: El sacrificio no envejece, un peón viejo me decía: yo siempre la vi pasar. El sacrificio es parte de la vida, alguien tiene que hacer el trabajo sucio: es capital la división del trabajo y la igualdad de oportunidades, para aspirar al bien común -los bienes comunes, pueden ser privatizados como inversión- Hay frases que no envejecen, son siempre oportunas, como las oportunidades y el sacrificio del peón. El jugador experto, sabe que un sacrificio inteligente, puede significar el éxito final. El sacrificio, siempre puede ser una inversión -me decía el peón sacrificado- El juego tiene sus bemoles, no es para todos. No es lo mismo una dama que un peón: Ella es más poderosa, pero está sola. Una dama no se sacrifica ni se cambia -al peón le gustaría ver como se cambia, pero no espera eso, se contenta con verla pasar, altiva, de un casillero a otro- El juego tiene sus bemoles. El que sabe, nunca está perdido: aún habiendo entregado sus peones y perdido otras piezas más valiosas, sabe que puede todavía entablar. El ajedrez, es un de los pocos juegos que permite pactar, acordar, negociar el resultado antes de arribar a un desenlace: Otros juegos, contemplan la opción del abandono, pero no de negociar la igualdad (Aunque no todos pueden negociar, sólo los que saben: Muchos envejecen sin saber ni poder negociar, nunca entablan)
Homenaje a Augusto Monterroso a cien años de su nacimiento (1921-2021)

EL DINOSAURIO
Cuando despertó, el dinosaurio todavía estaba allí.
LA BREVEDAD
Con frecuencia escucho elogiar la brevedad y, provisionalmente, yo mismo me siento feliz cuando oigo repetir que lo bueno, si breve, dos veces bueno.
Sin embargo, en la sátira 1, I, Horacio se pregunta, o hace como que le pregunta a Mecenas, por qué nadie está contento con su condición, y el mercader envidia al soldado y el soldado al mercader. Recuerdan, ¿verdad?
Lo cierto es que el escritor de brevedades nada anhela más en el mundo que escribir interminablemente largos textos, largos textos en que la imaginación no tenga que trabajar, en que hechos, cosas, animales y hombres se crucen, se busquen o se huyan, vivan, convivan, se amen o derramen libremente su sangre sin sujeción al punto y coma, al punto.
A este punto que en este instante me ha sido impuesto por algo más…
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Conexiones
(Horacio Ruminal) En este momento no tienes conexión. Acepto pero no comparto: No tengo conexión. Tengo palabras, que conectan con distintos sitios de la realidad. Hay niveles, intensidades, andariveles para que pase la necesidad -emanación divina que nos une- La conexión, se reconoce como necesidad en estos tiempos que urgen. Se restableció la conexión. La ausencia provisoria de conexión no me alteró: sé que es algo provisorio. Y me hizo emprender este poema espasmódico, que va y viene entre un estado de conexión y otro. Aprovecho los ciclos negativos para conectarme al poema inconexo. Ahora no tengo: comparto la falta con el poema que, ya en estado avanzado empatiza y reconoce: la realidad es ambigua, amorfa e inestable, como sus conexiones provisorias. El poema de conectores neuronales, como los cuerpos del tejido conectivo y el lenguaje de los verbos copulativos. Sin conexión, no hay poema que descienda: la intermitencia nos une y nos conecta al verdadero sentido provisorio de nuestra condición efímera. El poema espasmódico avanza, desafiando las dificultades conectivas. Se expande como el espam y la empatía, indiferente a los vaivenes de la historia conectiva. Se restableció la conexión.