Hallan, sin vida el cuerpo de un poema entre las hojas de un cuaderno abandonado
Archivos Mensuales: diciembre 2020
La evolución del ocio
La evolución del ocio
No existe el ocio creativo, afirmaba un pensador reconocido aunque no autorizado (se reconocía no autorizado, ejerciendo su derecho a la autoidentificación: no reconocía el principio de autoridad ni el derecho de autor. “Nunca me verán peticionando a las autoridades, ni mendigando autorización alguna” El ocio es uno e indiviso: Dividirlo es degradarlo. No les alcanzó con la división del trabajo y pretenden degradar el ocio, dividiéndolo: uno bueno y otro malo, positivo y negativo, atribuyendo al ocio creativo el signo positivo, descontando que la acción de crear, es algo bueno en sí mismo, cuando la mayoría de las creaciones humanas son deleznables, mientras que el arte alcanza su punto más alto cuando logra sumergirse en las profundidades más obscuras del alma humana, si existiera tal cosa, reflejando su condición predominantemente negativa. Este artificio artero, sin fundamento filosófico, resulta de gran utilidad a los intereses más viles y abyectos, pues sirve para condenar y combatir el ocio, estado superior del alma humana y de todo organismo viviente. La división, constitutiva del pensamiento binario, suele descansar en premisas falsas: hacer es mejor que no hacer / la ocupación es el estado natural del hombre / el movimiento es la superación del estado de reposo / toda actividad merece reconocimiento / el trabajo nos hace dignos y respetables / gracias al trabajo, podemos disfrutar del tiempo libre / el trabajo justifica la existencia / el trabajo nos hará libres…. ¿Hay un trabajo creativo? Sí, el del artista, el del artesano, el del filósofo… Pero estos quehaceres son tributarios del ocio: Toda la filosofía y el arte existentes, no hubieran sido posibles sin la condición ociosa. En otras palabras, toda nuestra cultura es hija del ocio. Sólo el ocio es creativo, el resto es sólo negocio ¡Qué no nos dividan, ni nos quieran dividir el ocio! No existe el ocio creativo ni el ocio productivo ni el ocio positivo: El ocio es Uno y sólo Uno y es el que es.
La evolución del poema
Hay que cuidar el producto: El poema producto reconoce su deuda epistémica con la evolución La palabra es producto de la evolución La palabra producto registra una evolución tanto como la palabra evolución La lengua es un organismo vivo, dinámico y emprendedor, un metabolismo en constante evolución (Hoy oímos con naturalidad, hablar de la evolución de la leche, la evolución de la carne, la evolución del combustible fósil. Mientras cursamos nuestra propia evolución con una mirada evolutiva Gracias a la publicidad, los significantes desarrollan nuevas prestaciones y aplicaciones La evolución, hace que aceptemos acepciones que antes hubieran sido inaceptables: la naturaleza expansiva de las acepciones parece no tener límites, con lo cual, la diversidad de significantes pronto perderá sentido ¿para qué tantas voces si una palabra puede significarlo todo?) Este poema, asume su huella evolutiva y su carga de futuro Este poema contiene milenios de historia evolutiva, pero trabaja con ideas disruptivas, escalables, replicables, sustentables, refutables y perfectamente degradables. El poema producto sabe que debe responder a las necesidades de un mercado en continua evolución: No podemos escribir el mismo poema que ayer. Este poema contiene tecnología de punta, procede de la punta roma de un bolígrafo chino. Tomás Mercante
La opción inteligente
“Los inteligentes buscan soluciones, los inútiles buscan culpables” Dime lo que buscas y te diré qué eres. Es más fácil reconocerse inteligente que inúti, pero no hay evidencia científica de que el auto reconocimiento coincida necesariamente con el merecimiento del adjetivo. No seamos necios, no existe el inútil integral. Hay un hombre sin atributos, pero no es lo mismo que el inútil absoluto. Todos gozamos de alguna utilidad residual, aún cuando no sea fácil percibirlo ni detectarlo. Conviene desconfiar de las verdades encerradas en aforismos (tanto como de las verdades encerradas entre paréntesis y de las verdades encerradas) Conviene desconfiar de los recursos metonímicos que sostienen la eficacia de los aforismos. Los inteligentes suelen desconfiar, negar y cuestionar la validez de enunciados axiomáticos y afirmaciones taxativas. Aunque es justo reconocer: hay que ser inteligente para pergeñar aforismos como éste. Los inteligentes suelen tener más dudas que certezas. La duda, puede dilatar la decisión, la inteligencia vacila ante la opción binaria: ¿y si hubiera otra? No, aquí no se puede ser neutral. Los inteligentes buscan soluciones. Los inútiles buscan culpables. ¿Y vos? ¿Qué andás buscando? ¿De qué lado estás? Yo ya elegí. Los inútiles son un peligro, no hace falta ser muy inteligente para advertirlo: Si hoy buscan culpables, mañana buscarán justicia. (Ricardo Mansoler)
Descartan que haya habido vida inteligente
(Carlos Inquilino)
“Los inteligentes buscan soluciones, los inútiles buscan culpables” No seas inútil, vos también podés sentirte útil (Ser es sentir, los sentidos son instrumentos del conocimiento) El autoconocimiento es un arma para vencer obstáculos, superar las crisis, alcanzar metas y enfrentar la lucha por la vida, la lucha contra el prójimo, con una actitud positiva y renovado optimismo. La utilidad está en vos, hay que extraerla, y gestionarla de un modo provechoso, productivo, positivo, es decir: útil. El autoconocimiento te brinda los recursos para extraer y optimizar tu propia utilidad de manera sustentable. “Los inteligentes buscan soluciones, los inútiles buscan culpables” Reconocerse inútil es más útil que buscar culpables. Nadie está libre de culpas: Provenimos de la culpa concurrente, hemos creado religiones que inventaron la culpa, y vieron que era útil. Pero no es común que alguien se reconozca inútil: Hay que ser inteligente. En condiciones normales todos disponemos de una utilidad potencial y de alguna residual. Pero no solemos aprovechar más que una parte menor de la primera, por lo que dependemos de la segunda. Aprendé a conocer y reconocer tus propios límites (los límites son útiles, más que el conocimiento, que es siempre limitado) Nadie nace sabiendo, se conoce. Cuando nacemos, somos perfectamente inútiles, dependemos de otros: hasta para nacer dependemos de otros. A partir de allí, nos familiarizamos con la dependencia y la utilidad: dos condiciones para el desarrollo de un metabolismo sano, necesario para el armado de una personalidad sustentable, que nos integre al mundo productivo como unidades de producción, capaces de sumar, crecer, agregar valor e incrementar su rendimiento. No te rindas.