El aforismo como recurso poético

(Luis Espejo)

¿Qué relación hay entre poesía y aforismo?

-Tienen mucho en común: 
Técnica, concentración extrema de sentido,
el aforismo es un mecanismo de precisión;
lo mismo es aplicable al poema. Mantienen
relaciones íntimas.

¿Quién le deba a quien?

-No lo sé, todo aforismo es poético, aunque
no toda poesía es aforística:  deberíamos
dudar; hay poemas que solo emiten dudas,
algo por demás ajeno al aforismo.

¿Se puede aventurar que el poeta debiera
formarse, primero,  en la producción de
aforismos?

-Tal vez sea excesivo, encuentro más razonable
esto:  Un poeta que se precie debe haber
escrito, al menos, un aforismo.

No está mal. ¿Y de dónde lo tomó, si se puede
saber?

-De un aforismo.

Los aforismos son una fuente irrefutable de saber...

-Son irrefutables, y eso es bastante.

Entiendo… Y usted, como poeta 
¿acredita alguno que recuerde?

-Sí, ese...

¡Gran oferta!

(Amílcar Ámbanos)


Lo que ofrece el poema
no está en otra parte,
incluso, puede no estar
en otro poema.

El poema, un objeto cerrado
en sí mismo, es siempre abierto
a otras lecturas, percepciones
e interpretaciones.

Un buen intérprete, 
puede encontrar más de lo que
el poema ofrece o parece 
que ofrece, y hasta puede
encontrar otro poema
en todos los poemas.

Una oferta jugosa
se desliza al destilarlo
(el poema ignora su destino,
pero se ofrece a él: acaso no
tenga otra cosa que ofrecer)

Como un fruto que pende
y que se ofrece, sensible a
la mirada atenta del pasante
(que mide sus aristas y lo juzga,
sin conocerlo mucho)  más que
a la desapasionada mirada del
turista.

El poema no se asimila
ni se aprende, expone lo que tiene
y lo que no: su cuerpo expuesto
es todo cuanto puede ofrecer.

Prende o no prende, como un brote
o un esqueje de hoja.

Una oferta jugosa puede derramarse
en el poema y chorrear o gotear
en lecturas sucesivas 
(puede que produzca sentidos que
se reproduzcan)

¿Qué ofrece este poema?
Nada, sólo el juego
de sus fluídos íntimos, escuetos
y diversos entre sí, que pueden
estar en todas partes o en ninguna.

Una oferta jugosa
de metáforas y jugos astringentes,
disolventes, vacilantes
que nutren la ilusión de cualquier
cuerpo derramado.

El poema no sabe qué ofrecer, 
ni sabe lo que ofrece, pero se ofrece
sin medida a quienes quieran
abrevar en sus juegos íntimos,
sabiendo que será soslayado
ante una oferta más jugosa.

Paralipoema

(Horacio Ruminal)

Desde la espuma autóctona
a los cuerpos cavernosos
las células no paran,
se reproducen todo el tiempo,
como ahora el tejido seroso,
el espam u otros subproductos 
de la actividad humana.

La reproducción es la principal
función vital, no son muchas.

Basta observar una conducta
compatible, que se ajuste
y dejar que reproduzca.

Ilusiones brotan como hongos
en la cavidad oral 
y sus efluentes naturales.

Entre las actividades esenciales
de la vida, está la observación
de las leyes naturales, anexos
y actualizaciones de aplicación:

Hay nuevas aplicaciones
y actualizaciones disponibles

¿Oíste hablar del Paralipómenon?
No, Yo no, Yoko Ono 
puede que tampoco.
Quién oyó, se preguntaba Góngora...

El conocimiento es un camino infinito,
hay tantos caminos infinitos…
Mejor quedate en casa
leyendo el paralipoema: no se sabe
qué es, pero es más finito.

¿Oíste hablar de la industria del conocimiento?

Hay tanto por conocer, hablemos 
de las industrias culturales, de la arquitectura
legal, de las trabajadoras sexuales, de la
ingeniería financiera, la resiliencia como
recurso ante la evanescencia de los mercados
y las oportunidades del canibalismo empático.

Hablemos de la contaminación sustentable,
de la defensa de los valores y del compostaje
a partir de los desechos naturales
de la industria del lenguaje:

Reciclemos los efluentes ontológicos.

¿Cuántos vocablos necesita un buen compost
de biomasa humana?

El conocimiento es un camino:
hay que conocer la ley 
para que haya violación.

Hay que saber leer las leyes,
la letra chica de la espuma vernácula,
autóctona, inclusiva.

Hay que saber:
La espuma puede contener restos de baba.
La baba puede contener restos de espuma.

Hay una jugosa oferta 
de estos fluídos vitales.

Instrucciones inútiles

(Tomás Mercante)

Escribe el que puede
escribí
escribí vos que ahora
podías
lo que sea que puedas

Otros pudieron
escribieron para vos
o no
no importa para quien
escriban
escriben sin saber

Escribe el que puede
escribí:
la división de poderes
nos inscribe en un lugar
signado:

unos escriben, otros leen
otros no leen ni escriben
y algunos hacen ambas 
cosas a la vez

Escribir es poder
podría escribir
pero no escribo:

el ejercicio del poder no
requiere experiencia ni
conocimiento
ni autorización:

El poder autoriza:

Un autor autorizado empieza
autorizándose a sí mismo
decía una autoridad en la materia

La autoridad se crea
como el poder:
basta con que otro reconozca

Para ser auténtico
no hace falta  saberse
ni pretenderse auténtico

es sabido: 
cualquiera puede escribir
hasta un escribano escribe
y también certifica y autentica
a diferencia del poeta
y el escriba genérico

Escribe el que puede
Cualquiera puede
no hay mucho más:

La única condición es estar vivo

No sabía lo que podía
hasta que lo hizo
supo poder
y ahí se empoderó
y no paró


Escribir no es difícil
Lo difícil es no escribir
escribía Tolstoi

Escribe fuerte
para que te oigan
todos los organismos autorizados
hay millones de bacterias 
en tu núcleo familiar.

El animal empático

(Ester Miño)

¿Qué nos une a los animales?

Nada, solo compartimos el planeta,
algunas necesidades, un metabolismo
y, en algunos casos, un sistema 
nervioso central.

¿Algo más?  
Bueno, algunas funciones. Es cierto 
que unos cuantos se reproducen como
nosotros, aunque sólo se aparean por
necesidad biológica, no conocen el
amor.

Animales, unos vuelan, otros nadan o
se arrastran y un sinnúmero coexiste
con nosotros sin que los registremos,
siquiera.

Con unos pocos compartimos nuestras
casas, en la mayoría de los casos, de un
modo involuntario  (sabemos convivir
con arañas, ácaros, cucarachas, mosquitos,
polillas e insectos variopintos y hasta con
pequeños organismos prehistóricos, como
lepismas y bichos bolita)

Entre los más indeseables está la rata:
Tener gatos es la solución más ecológica;
son grandes predadores, no comen demasiado
y, como los perros, conviven con nosotros
desde siempre, o casi, en buenos términos
(con el valor agregado de ser afectuosos,
alegrarnos la vida y hacernos más humanos) 

II
No necesitamos conocer mucho de animales;
son muchos, la mayoría nos son indiferentes
y no hay mayor interés en invertir recursos
en un conocimiento que no produce utilidad.

Gracias a las ciencias, a la madre de todas:
la ciencia económica, sabemos que todos los
animales son recursos naturales, como nosotros
(sólo que producimos conocimiento, y sabemos
que el conocimiento es un recurso)

Gracias a nuestra naturaleza superior, podemos
cultivar la empatía, el especismo  (así como el
racismo, el machismo, el extractivismo, el
individualismo, el oportunismo y otros
humanismos) y reciclarlo todo, a sabiendas de
que los residuos de todos estos cultivos son
compostables.

Hay que separar la basura,
separamos con empatía:

Hay especies que nos producen más empatía,
compartimos la casa, y hasta nuestra cama.
Son seres adorables que no piden casi nada
y nos dan amor y compañía, con sólo alimentarlos.

Con otros no ocurre lo mismo, no tenemos empatía.
Sólo nos sirven como alimento, pero los apreciamos;
no desconocemos que tenemos algo en común:

Son recursos naturales. 

Pesquisas a lamer

(Aquino Lamas)

Hay que volver a las lenguas muertas:
Todos deberíamos dominar alguna
antes de morir, escribía un poeta
en su obra póstuma  (algo así como sus
memorias:  Confieso que no he vivido)

Es posible que estas lenguas, tengan
algo que decirnos, o al menos enseñarnos.
No es vano recordar el interés de Borges
por el islandés antiguo, y su pasión por
las lenguas muertas que supo acompañarlo
hasta su muerte.

En todas las lenguas e idiomas conocidos
sabemos que el verdadero y único 
lugar común, es la muerte.

Pero  ¿Cuánto sabemos de la muerte?

Esas lenguas llamadas muertas, pueden
esconder respuestas útiles. Entre otras cosas,
está el interés por conocer las causas de su
deceso, o su paso a mejor vida.

¿Por qué murieron?
¿No fueron capaces de adaptarse?
¿Habían vivido lo suficiente?
¿Fue muerte natural?  ¿Una muerte violenta?

(Sabemos que hay  una violencia natural, una
violencia institucional y otra aspiracional)

¿Suicidio:  No soportaron el peso de la Historia,
no quisieron ser cómplices?

¿Hay más preguntas?

Por fuera del pensamiento binario, se podría
afirmar que todas las lenguas vivas
proceden de lenguas muertas, así como todos
los organismos que cursamos la vida
descendemos de muertos.

Luego, se puede aventurar que la muerte
es algo relativo:  algo se modifica para
permanecer bajo otra forma.

Conocemos la inferioridad numérica, 
somos menos los vivos que los muertos:

Pero son cifras provisorias, estamos destinados
a formar parte de esa mayoría que nos espera.
Es posible que las lenguas muertas
tengan también preguntas que
formularnos.

Salvando los excesos

(Ricardo Mansoler)

Salvando las distancias
quedaba la oquedad en salvaguarda,
intacta y a cubierta
la arboladura del poema: 

miembros, troncos, coyunturas
y membranas;  casi un cuerpo,
salvando las distancias:

entre lo decible y lo aspirable
decibeles vernáculos se cuelan
entre las porosidades del orden
artificial y sus prolongaciones
naturales.

(Vainas que van y vienen
en vaivenes rítmicos, con 
vocación sintáctica)

Hecha la salvedad, la viola el labio
¿inferior o superior?
¿mayor o menor?
¿semihúmedo o semiseco?
¿connotado o denotado?
¿denostado o desnotado?


II
Hecha la salvedad
se echa por la borda como cebo
para atraer excesos que se beban
y se vivan como mares,
en prófugos vaivenes.

Los marineros besan y se van,
en cada puerto besan y se van:

se ceban, se van cebando
en el vaivén benigno de los signos
-naves que no anidan en exceso,
besan playas que no importan y
se van, bebiendo los excesos a un
ritmo saludable y repetible:   naves
que no importan, ni exportan: besan
y se van, saben reconocer la experiencia
de la espuma que besan y prometen
volver a besar aunque no sepan, saben
que no hay bien ni mal sin sacrificio,
y navegar es preciso-

Los excesos van y vienen,
como el mar, sujetos a un vaivén
salobre y saludable.


III
Sueños de agua
confluyen y alimentan
el caudal cebable y repetible,
tocando puertos y besando 
labios que se abren y se cierran
celebrando el ritmo benigno
de un vaivén.

Sobre cubierta, la tripulación
va y viene sin vacilar,
se sabe a salvo de los duros
vaivenes de la tierra.  

Avezados marineros bailan 
a bordo de un vaivén
-a sabiendas que todo parte, y
vuelve en otra parte-

Se van, se van cebando
con el movimiento vivo
de la muerte, el mar y
sus excesos, como sujetos
de un vaivén sintáctico y salobre.

Saludamos a los tripulantes
de océanos, que buscan la salvación
en vaivenes de labios avezados
y partidas  ya jugadas y perdidas.

Quien siembra puertos
desata expectativas
o alimenta otros excesos
¿Cuántos labios necesita un beso?

El marinero avezado no vacila:
confía en el astrolabio.

artes y oficios

(Luis Espejo)

El poeta es un fingidor,
escribía Pessoa
seguro en su oficio u arte
monótono.

A tal punto, que finge 
lo que en verdad siente, 
y llega a creer y sentir
que es lo que finge.

Su hay un alma sincera, esa es
la mía, se relamía Darío
al releerse  (los poetas se leen
a sí mismos, y se releen hasta
relamerse y aprobarse)

Hay cosas peores, creamos,
que ser una ficción, o un mix
de fixiones que se bifurcan y
entresurcan la ilusión heteronímica.

¿Cuántos poetas crucificados en vano?

(marcar con una cruz)

Religiones hay muchas, casi tantas
como pastores de rebaños, y están
los dioses conocidos y los que todavía
no se han dado a conocer.

Hay que ser selectivo y cuidadoso
a la hora de elegir uno:  conviene
informarse, asesorarse, asegurarse
que nos reconozca como rebaño
elegido.

El espectro divino es amplio,
hay que tomarse un tiempo 
para la reflexión y evitar la mala
decisión y el error no forzado.

Los hay mejores y peores,
todo depende de la vara
con que midas tu destino:
me dijo la esfinge 
desde su esfínter sin pasión

(las pasiones son sólo humanas)

Hay que ser digno 
de lo que se finge.

Seguimos buscando seguidores

(Ester Miño)

Hay que seguir buscando,
dijo un líder positivo.

No deponer las almas
ni los cuerpos almados,
incorporar nuevos recursos
estratégicos para ganar posiciones
y sumar adeptos que adopten
nuestro producto:  necesitamos
ofrecer un producto bien posicionado.

Aumentar los índices 
de adaptabilidad y generar
las condiciones para incrementar
el consumo responsable, adaptado
a las nuevas tendencias y propuestas
de adicciones saludables.

Hay que seguir buscando,
buscando y emprendiendo:
buscar es emprender,
emprender es buscar.

….

Estamos adoptando nuevas fórmulas
de adaptación inteligente para obtener
adeptos que se sumen y abonen
esta agregación superadora.

Hay más masa inculta que cultivar
y replicar.

Oigo sumar  sin trepidar.
Oíd, los sexos replicados en función
a imagen semejanza.
Oíd el movimiento vivo de los cuerpos provistos.
Oíd el movimiento vivo de los índices
de mortalidad, creciendo a valores
aceptables.

Oíd el canto reproductivo:
Oíd la reproducción de hongos
y bacterias de distinto signo:

Oíd la reproducción de los signos
en descomposición.
Oíd cada desove que obedece,
oíd el verbo desovado y el brote
del esqueje entre los restos
descompuestos de otras vidas
sirviendo al canto de nosotros.
Oíd esos jadeos
que oir se dejan:

oíd lo que se deja,
ahora puede ser tarde.

Los desalmados
se reproducen como alimañas,
mientras zozobra tanto alma
vacante.

Hay que seguir buscando
y repitiendo, decía el líder
positivo ante un buscavidas
que merodeaba el cementerio.

Protocolo para incorporar ruiseñores al poema

(Ricardo Mansoler)

Si un ruiseñor o más
asoma a tu ventana
no preguntes cuantos son
los sentidos del poema.

Si un ruiseñor risueño, o más
frecuentan tu ventana
no averigües por qué ríen:
nada es motivo permanente
para reírse, y todo lo es.

Si un ruiseñor o más
se acerca a tu poema
y abre una ventana, no graznes
ni goznes ni rebuznes
en señal de aceptación:

El ruiseñor, como la risa
y los sueños, no necesitan 
ser aceptados.

No le preguntes si puedes compartir
su risa en el poema risible.
No compartas tus preguntas:

Armar una lista de preguntas
para el ruiseñor, puede servirte 
en el futuro, para hacer un poema
(el futuro está colmado de poemas,
pero es incierto)

Pensar en el futuro, es tiempo perdido
para el poema presente, que está 
pidiendo resolución mientras declina
ante la risa del ruiseñor.

Hay que tener presente: 
el tiempo perdido en el poema,
no se recupera.

No le preguntes por qué ríe,
ni por qué canta o deja decantar.

No le preguntes por qué cantamos:
El canto no tiene razón
ni sentido, como la risa del ruiseñor
y los poemas.

Por último, 
no le digas señor ruiseñor; 
él no sabe que es un ruiseñor 
y ni siquiera conoces su sexo

(Sí, los ruiseñores tienen sexo,
como los poemas:  cuando no 
lo tienen lo piden a gritos)