(Luis Espejo) ¿Qué relación hay entre poesía y aforismo? -Tienen mucho en común: Técnica, concentración extrema de sentido, el aforismo es un mecanismo de precisión; lo mismo es aplicable al poema. Mantienen relaciones íntimas. ¿Quién le deba a quien? -No lo sé, todo aforismo es poético, aunque no toda poesía es aforística: deberíamos dudar; hay poemas que solo emiten dudas, algo por demás ajeno al aforismo. ¿Se puede aventurar que el poeta debiera formarse, primero, en la producción de aforismos? -Tal vez sea excesivo, encuentro más razonable esto: Un poeta que se precie debe haber escrito, al menos, un aforismo. No está mal. ¿Y de dónde lo tomó, si se puede saber? -De un aforismo. Los aforismos son una fuente irrefutable de saber... -Son irrefutables, y eso es bastante. Entiendo… Y usted, como poeta ¿acredita alguno que recuerde? -Sí, ese...
Archivos Mensuales: septiembre 2021
¡Gran oferta!
(Amílcar Ámbanos) Lo que ofrece el poema no está en otra parte, incluso, puede no estar en otro poema. El poema, un objeto cerrado en sí mismo, es siempre abierto a otras lecturas, percepciones e interpretaciones. Un buen intérprete, puede encontrar más de lo que el poema ofrece o parece que ofrece, y hasta puede encontrar otro poema en todos los poemas. Una oferta jugosa se desliza al destilarlo (el poema ignora su destino, pero se ofrece a él: acaso no tenga otra cosa que ofrecer) Como un fruto que pende y que se ofrece, sensible a la mirada atenta del pasante (que mide sus aristas y lo juzga, sin conocerlo mucho) más que a la desapasionada mirada del turista. El poema no se asimila ni se aprende, expone lo que tiene y lo que no: su cuerpo expuesto es todo cuanto puede ofrecer. Prende o no prende, como un brote o un esqueje de hoja. Una oferta jugosa puede derramarse en el poema y chorrear o gotear en lecturas sucesivas (puede que produzca sentidos que se reproduzcan) ¿Qué ofrece este poema? Nada, sólo el juego de sus fluídos íntimos, escuetos y diversos entre sí, que pueden estar en todas partes o en ninguna. Una oferta jugosa de metáforas y jugos astringentes, disolventes, vacilantes que nutren la ilusión de cualquier cuerpo derramado. El poema no sabe qué ofrecer, ni sabe lo que ofrece, pero se ofrece sin medida a quienes quieran abrevar en sus juegos íntimos, sabiendo que será soslayado ante una oferta más jugosa.
Paralipoema
(Horacio Ruminal) Desde la espuma autóctona a los cuerpos cavernosos las células no paran, se reproducen todo el tiempo, como ahora el tejido seroso, el espam u otros subproductos de la actividad humana. La reproducción es la principal función vital, no son muchas. Basta observar una conducta compatible, que se ajuste y dejar que reproduzca. Ilusiones brotan como hongos en la cavidad oral y sus efluentes naturales. Entre las actividades esenciales de la vida, está la observación de las leyes naturales, anexos y actualizaciones de aplicación: Hay nuevas aplicaciones y actualizaciones disponibles ¿Oíste hablar del Paralipómenon? No, Yo no, Yoko Ono puede que tampoco. Quién oyó, se preguntaba Góngora... El conocimiento es un camino infinito, hay tantos caminos infinitos… Mejor quedate en casa leyendo el paralipoema: no se sabe qué es, pero es más finito. ¿Oíste hablar de la industria del conocimiento? Hay tanto por conocer, hablemos de las industrias culturales, de la arquitectura legal, de las trabajadoras sexuales, de la ingeniería financiera, la resiliencia como recurso ante la evanescencia de los mercados y las oportunidades del canibalismo empático. Hablemos de la contaminación sustentable, de la defensa de los valores y del compostaje a partir de los desechos naturales de la industria del lenguaje: Reciclemos los efluentes ontológicos. ¿Cuántos vocablos necesita un buen compost de biomasa humana? El conocimiento es un camino: hay que conocer la ley para que haya violación. Hay que saber leer las leyes, la letra chica de la espuma vernácula, autóctona, inclusiva. Hay que saber: La espuma puede contener restos de baba. La baba puede contener restos de espuma. Hay una jugosa oferta de estos fluídos vitales.
Instrucciones inútiles
(Tomás Mercante) Escribe el que puede escribí escribí vos que ahora podías lo que sea que puedas Otros pudieron escribieron para vos o no no importa para quien escriban escriben sin saber Escribe el que puede escribí: la división de poderes nos inscribe en un lugar signado: unos escriben, otros leen otros no leen ni escriben y algunos hacen ambas cosas a la vez Escribir es poder podría escribir pero no escribo: el ejercicio del poder no requiere experiencia ni conocimiento ni autorización: El poder autoriza: Un autor autorizado empieza autorizándose a sí mismo decía una autoridad en la materia La autoridad se crea como el poder: basta con que otro reconozca Para ser auténtico no hace falta saberse ni pretenderse auténtico es sabido: cualquiera puede escribir hasta un escribano escribe y también certifica y autentica a diferencia del poeta y el escriba genérico Escribe el que puede Cualquiera puede no hay mucho más: La única condición es estar vivo No sabía lo que podía hasta que lo hizo supo poder y ahí se empoderó y no paró Escribir no es difícil Lo difícil es no escribir escribía Tolstoi Escribe fuerte para que te oigan todos los organismos autorizados hay millones de bacterias en tu núcleo familiar.
El animal empático
(Ester Miño) ¿Qué nos une a los animales? Nada, solo compartimos el planeta, algunas necesidades, un metabolismo y, en algunos casos, un sistema nervioso central. ¿Algo más? Bueno, algunas funciones. Es cierto que unos cuantos se reproducen como nosotros, aunque sólo se aparean por necesidad biológica, no conocen el amor. Animales, unos vuelan, otros nadan o se arrastran y un sinnúmero coexiste con nosotros sin que los registremos, siquiera. Con unos pocos compartimos nuestras casas, en la mayoría de los casos, de un modo involuntario (sabemos convivir con arañas, ácaros, cucarachas, mosquitos, polillas e insectos variopintos y hasta con pequeños organismos prehistóricos, como lepismas y bichos bolita) Entre los más indeseables está la rata: Tener gatos es la solución más ecológica; son grandes predadores, no comen demasiado y, como los perros, conviven con nosotros desde siempre, o casi, en buenos términos (con el valor agregado de ser afectuosos, alegrarnos la vida y hacernos más humanos) II No necesitamos conocer mucho de animales; son muchos, la mayoría nos son indiferentes y no hay mayor interés en invertir recursos en un conocimiento que no produce utilidad. Gracias a las ciencias, a la madre de todas: la ciencia económica, sabemos que todos los animales son recursos naturales, como nosotros (sólo que producimos conocimiento, y sabemos que el conocimiento es un recurso) Gracias a nuestra naturaleza superior, podemos cultivar la empatía, el especismo (así como el racismo, el machismo, el extractivismo, el individualismo, el oportunismo y otros humanismos) y reciclarlo todo, a sabiendas de que los residuos de todos estos cultivos son compostables. Hay que separar la basura, separamos con empatía: Hay especies que nos producen más empatía, compartimos la casa, y hasta nuestra cama. Son seres adorables que no piden casi nada y nos dan amor y compañía, con sólo alimentarlos. Con otros no ocurre lo mismo, no tenemos empatía. Sólo nos sirven como alimento, pero los apreciamos; no desconocemos que tenemos algo en común: Son recursos naturales.
Pesquisas a lamer
(Aquino Lamas) Hay que volver a las lenguas muertas: Todos deberíamos dominar alguna antes de morir, escribía un poeta en su obra póstuma (algo así como sus memorias: Confieso que no he vivido) Es posible que estas lenguas, tengan algo que decirnos, o al menos enseñarnos. No es vano recordar el interés de Borges por el islandés antiguo, y su pasión por las lenguas muertas que supo acompañarlo hasta su muerte. En todas las lenguas e idiomas conocidos sabemos que el verdadero y único lugar común, es la muerte. Pero ¿Cuánto sabemos de la muerte? Esas lenguas llamadas muertas, pueden esconder respuestas útiles. Entre otras cosas, está el interés por conocer las causas de su deceso, o su paso a mejor vida. ¿Por qué murieron? ¿No fueron capaces de adaptarse? ¿Habían vivido lo suficiente? ¿Fue muerte natural? ¿Una muerte violenta? (Sabemos que hay una violencia natural, una violencia institucional y otra aspiracional) ¿Suicidio: No soportaron el peso de la Historia, no quisieron ser cómplices? ¿Hay más preguntas? Por fuera del pensamiento binario, se podría afirmar que todas las lenguas vivas proceden de lenguas muertas, así como todos los organismos que cursamos la vida descendemos de muertos. Luego, se puede aventurar que la muerte es algo relativo: algo se modifica para permanecer bajo otra forma. Conocemos la inferioridad numérica, somos menos los vivos que los muertos: Pero son cifras provisorias, estamos destinados a formar parte de esa mayoría que nos espera. Es posible que las lenguas muertas tengan también preguntas que formularnos.
Salvando los excesos
(Ricardo Mansoler) Salvando las distancias quedaba la oquedad en salvaguarda, intacta y a cubierta la arboladura del poema: miembros, troncos, coyunturas y membranas; casi un cuerpo, salvando las distancias: entre lo decible y lo aspirable decibeles vernáculos se cuelan entre las porosidades del orden artificial y sus prolongaciones naturales. (Vainas que van y vienen en vaivenes rítmicos, con vocación sintáctica) Hecha la salvedad, la viola el labio ¿inferior o superior? ¿mayor o menor? ¿semihúmedo o semiseco? ¿connotado o denotado? ¿denostado o desnotado? II Hecha la salvedad se echa por la borda como cebo para atraer excesos que se beban y se vivan como mares, en prófugos vaivenes. Los marineros besan y se van, en cada puerto besan y se van: se ceban, se van cebando en el vaivén benigno de los signos -naves que no anidan en exceso, besan playas que no importan y se van, bebiendo los excesos a un ritmo saludable y repetible: naves que no importan, ni exportan: besan y se van, saben reconocer la experiencia de la espuma que besan y prometen volver a besar aunque no sepan, saben que no hay bien ni mal sin sacrificio, y navegar es preciso- Los excesos van y vienen, como el mar, sujetos a un vaivén salobre y saludable. III Sueños de agua confluyen y alimentan el caudal cebable y repetible, tocando puertos y besando labios que se abren y se cierran celebrando el ritmo benigno de un vaivén. Sobre cubierta, la tripulación va y viene sin vacilar, se sabe a salvo de los duros vaivenes de la tierra. Avezados marineros bailan a bordo de un vaivén -a sabiendas que todo parte, y vuelve en otra parte- Se van, se van cebando con el movimiento vivo de la muerte, el mar y sus excesos, como sujetos de un vaivén sintáctico y salobre. Saludamos a los tripulantes de océanos, que buscan la salvación en vaivenes de labios avezados y partidas ya jugadas y perdidas. Quien siembra puertos desata expectativas o alimenta otros excesos ¿Cuántos labios necesita un beso? El marinero avezado no vacila: confía en el astrolabio.
artes y oficios
(Luis Espejo) El poeta es un fingidor, escribía Pessoa seguro en su oficio u arte monótono. A tal punto, que finge lo que en verdad siente, y llega a creer y sentir que es lo que finge. Su hay un alma sincera, esa es la mía, se relamía Darío al releerse (los poetas se leen a sí mismos, y se releen hasta relamerse y aprobarse) Hay cosas peores, creamos, que ser una ficción, o un mix de fixiones que se bifurcan y entresurcan la ilusión heteronímica. ¿Cuántos poetas crucificados en vano? (marcar con una cruz) Religiones hay muchas, casi tantas como pastores de rebaños, y están los dioses conocidos y los que todavía no se han dado a conocer. Hay que ser selectivo y cuidadoso a la hora de elegir uno: conviene informarse, asesorarse, asegurarse que nos reconozca como rebaño elegido. El espectro divino es amplio, hay que tomarse un tiempo para la reflexión y evitar la mala decisión y el error no forzado. Los hay mejores y peores, todo depende de la vara con que midas tu destino: me dijo la esfinge desde su esfínter sin pasión (las pasiones son sólo humanas) Hay que ser digno de lo que se finge.
Seguimos buscando seguidores
(Ester Miño) Hay que seguir buscando, dijo un líder positivo. No deponer las almas ni los cuerpos almados, incorporar nuevos recursos estratégicos para ganar posiciones y sumar adeptos que adopten nuestro producto: necesitamos ofrecer un producto bien posicionado. Aumentar los índices de adaptabilidad y generar las condiciones para incrementar el consumo responsable, adaptado a las nuevas tendencias y propuestas de adicciones saludables. Hay que seguir buscando, buscando y emprendiendo: buscar es emprender, emprender es buscar. …. Estamos adoptando nuevas fórmulas de adaptación inteligente para obtener adeptos que se sumen y abonen esta agregación superadora. Hay más masa inculta que cultivar y replicar. Oigo sumar sin trepidar. Oíd, los sexos replicados en función a imagen semejanza. Oíd el movimiento vivo de los cuerpos provistos. Oíd el movimiento vivo de los índices de mortalidad, creciendo a valores aceptables. Oíd el canto reproductivo: Oíd la reproducción de hongos y bacterias de distinto signo: Oíd la reproducción de los signos en descomposición. Oíd cada desove que obedece, oíd el verbo desovado y el brote del esqueje entre los restos descompuestos de otras vidas sirviendo al canto de nosotros. Oíd esos jadeos que oir se dejan: oíd lo que se deja, ahora puede ser tarde. Los desalmados se reproducen como alimañas, mientras zozobra tanto alma vacante. Hay que seguir buscando y repitiendo, decía el líder positivo ante un buscavidas que merodeaba el cementerio.
Protocolo para incorporar ruiseñores al poema
(Ricardo Mansoler) Si un ruiseñor o más asoma a tu ventana no preguntes cuantos son los sentidos del poema. Si un ruiseñor risueño, o más frecuentan tu ventana no averigües por qué ríen: nada es motivo permanente para reírse, y todo lo es. Si un ruiseñor o más se acerca a tu poema y abre una ventana, no graznes ni goznes ni rebuznes en señal de aceptación: El ruiseñor, como la risa y los sueños, no necesitan ser aceptados. No le preguntes si puedes compartir su risa en el poema risible. No compartas tus preguntas: Armar una lista de preguntas para el ruiseñor, puede servirte en el futuro, para hacer un poema (el futuro está colmado de poemas, pero es incierto) Pensar en el futuro, es tiempo perdido para el poema presente, que está pidiendo resolución mientras declina ante la risa del ruiseñor. Hay que tener presente: el tiempo perdido en el poema, no se recupera. No le preguntes por qué ríe, ni por qué canta o deja decantar. No le preguntes por qué cantamos: El canto no tiene razón ni sentido, como la risa del ruiseñor y los poemas. Por último, no le digas señor ruiseñor; él no sabe que es un ruiseñor y ni siquiera conoces su sexo (Sí, los ruiseñores tienen sexo, como los poemas: cuando no lo tienen lo piden a gritos)