(Remigio Remington) Xenófobos del mundo, ¡uníos! Leí en algún lugar legible de mi ecosistema que no puedo precisar. En los muros se escribe cualquier cosa, pensé: todo lo pensable es también posible. ¿Una frase más política que poética, o lo contrario? En ambos casos, rebasa el entendimiento racional: no tiene lógica, como consigna política es absurda, pero su valor poético no es menor. Provoca. Causa perplejidad, entre otras cosas. Causa rechazo desde el primer término pero convoca a la unión, promueve la unidad, sólo que de lo rechazable. Ya es extraño el sujeto, que a su vez es el pretendido receptor del mensaje: Es raro dirigirse a ellos, aglutinándolos en un colectivo orgánico, cuando su razón de ser es lo contrario, la división, la discriminación, el rechazo al otro. Pero más raro aún: Xenófobos del mundo… Su sola enunciación configura una pretendida unidad que legitima la causa de aquellos que, si algo quieren, es no unirse, no mezclarse, no contaminarse. (No los une el amor, la hermandad, la solidaridad o la empatía. Los une el odio al otro, por lo que no podrían aspirar a ninguna suma o comunión con ninguna clase de otro, ni siquiera con otros xenófobos, es decir extraños, extranjeros, indeseables aunque puedan cultivar el mismo sentimiento. No comparten ni el espejo) Por último, como si no fuera suficiente la tensión lograda con ese artefacto semántico de tres palabras, cierra la consigna con un imperativo: ¡uníos! Despejando: la frase es tan absurda como plena de sentido. Un sentido excesivo, que en cuatro palabras desacomoda la lógica binaria del pensamiento racional. ¿Está mal? ¿Está bien que esté mal? La condición poética, como acto, no se lo pregunta; es ajena a esos valores provisorios y dudosos. Su función es alterar y conspirar contra todo sistema que procure imponer su lógica arbitraria. Su función es cuestionarlo todo, trastocar, desordenar, revelar y provocar el abandono de la comodidad instalada, eyectarse de lo previsible para poder pensar lo impensable. Otra versión posible: Misántropos del mundo, uníos!
Archivos Mensuales: marzo 2022
Victoria y teoría de valor
(Esther Miño) El hombre vale por lo que hace, la mujer por lo que es: Escribía Victoria Ocampo desde su casa de campo. Pero ¿Qué es lo que es? ¿un cuerpo, una forma? (Podría incorporar alguna definición filosófica, una especulación ontológica, podría incorporar: sólo los cuerpos incorporan, pero sólo algunos cuerpos: los vivos. Ahora estamos en condiciones de incorporar: Incorporar es condición para ser, además de un signo vital. ¿Somos lo que incorporamos?) Ser mujer es una forma de ser, como hombre, rata, bacilo o demonio de Tasmania. Pero el hombre no se conforma con ser, necesita otro verbo: hacer. Ser mujer es una forma de ser. Ser hombre es una forma de hacer. Hacer, es cosa de hombres (El Hacedor, si algo es, es masculino) No, no alcanza ser hombre para hacer como los hombres: Primero hay que hacerse hombre, alguno abandonan en el intento. II El hombre vale por lo que hace: necesita hacer para ser valorado (Los que no hacen despiertan dudas, algo que no goza de valoración social) Hay hombres de acción y hombres de palabra. Pero la acción es el atributo viril por antonomasia: Un hombre de acción es siempre más viril que un hombre de palabra. El tamaño no importa. El hombre vale por lo que hace, el resto es sólo valor agregado… Pero ser no es hacer, Victoria supo reconocer la diferencia, hay que saber reconocer: La victoria del hombre, es obtener reconocimiento por lo que hace. Pero el verdadero desafío, está en las antípodas de la acción: Ser reconocido por lo que no hace.
¡Decídase!
(Dudamel Rambler) No pude decidirme. No fui capaz de generar las condiciones para producir una buena decisión, ni siquiera una de calidad dudosa. Pero gracias a la resiliencia no aflojé, entendí que el fracaso es una oportunidad y no me resigné más allá de lo aceptable. Acepté mis limitaciones, mis capacidades diferentes: Me hice cargo y me asumí. Así, obteniendo el asesoramiento idóneo, logré capitalizar el fracaso y disfrutar la aventura de la incertidumbre: Uno no decide nada, me dije y lo agendé. Toda certeza proviene de la angustia. Es cierto ¡lo probé y funciona! La resiliencia salva vidas (aún cuando pareciera que no hay nada que merezca ser salvado) Ya no me angustio; fracaso cada vez mejor y no paro de generar empatía mientras vacilo libre y voy consensuando...
A nuestros hermanos necios
(Senecio Loserman) Hay que mentirse más: Todos los días podemos sembrar algo nuevo y cosechar innovación en empatía y solidaridad con otras mentiras que conniven en la biodiversidad del campo discursivo. No hace falta ir al campo para sembrar, y mucho menos para cosechar. Mintámonos como mitómanos anónimos, metódicos, apócrifos. Mintámonos con fe, con entusiasmo sincero y denodado. La mentira es un recurso renovable, una aventura que todo el mundo puede disfrutar y además, nos integra al colectivo inorgánico de la gran mayoría de los mortales parlantes. Según fuentes oficiosas, la mitad mayor de toda la información que circula es falsa (la otra, no pudo ser verificada) Gozamos del beneficio de la duda, pero la mentira genera más oportunidades y es más confiable y redituable como recurso para el desarrollo sustentable. El valor de la mentira no decrece, por el contrario, explica la mayor parte del crecimiento de la economía. El crecimiento mentiroso, se mantiene a valores históricos y sostiene todos los vaivenes de la economía ¿una ciencia exacta? ¿una ciencia? ¿una disciplina dudosa? Menos averigua Dios y perdona. ¿Quién podría verificar la veracidad de nada? Yo paso. ¿A quién le interesa la epistemología? ¿A cuánto cotiza el entimema? Mentime que me gusta, dijo una voz popular. Me gusta cuando miento, porque estoy como ausente: En boca del mentiroso, lo cierto es que hallarás buenas metáforas. No se puede no mentir: Si te digo la verdad te miento. Veraz que todo es mentira, decía el tango reflejando esa sabiduría popular que nunca miente. Sin la mentira, el mundo se detiene, se cae el sistema y colapsa todo… ¿Quisiera alguien sensato volver a la ausencialidad? Sin la mentira no hay fantasía, ni arte, ni políticas públicas: El público se renueva, y sólo quiere oir falsas promesas, más y mejores relatos: una buena gestión, que entienda que la cadena productiva de mentiras no puede detenerse. Hay una deuda histórica con la mentira, que debemos honrar: Lo importante es la defensa de los valores. Son valores dudosos, es verdad, pero es lo que hay: Con esta verdad no ofendo ni temo. En cuanto a la verdad ¿Cuál es su verdadero valor? Una mentira conduce a cuarenta verdades, reza un proverbio oriental y antiguo que no me deja mentir. Hay que ser necio para seguir, todavía, buscando verdades. O nos unimos como hermanos, o perecemos como necios, dijo Martín Luter King. Hermanos necios, no nos engañemos: El mundo está en nuestras manos...
Nuevas herramientas legales
(Pascual Rambler) No escarmienta la herramienta, su cuerpo ya no es el mismo pero aún se reconoce. El reconocimiento es útil aún para saberse ajeno a toda utilidad. Aceptamos: Hay otras herramientas disponibles. Todo puede ser adquirido sin desmedro de renovar la fe. Todo lo que no puede adquirirse puede esperar. Justas o no, el tiempo tiene sus leyes. No hace falta saber leer: Somos una especie que produce leyes y otras herramientas para sostener la convivencia y el desarrollo. También producimos necesidades: una fuente de trabajo, la producción es trabajo. Las leyes son para quienes las trabajan, decía un asesor letrado. II Sólo nosotros producimos, producir es humano, más que amar: otros animales podrían conocer y practicar el amor aunque no nos parezca razonable. Sólo nosotros producimos: necesidades, leyes y basura. (Somos los primeros productores de basura. Además de los únicos) ¿Tenemos las leyes que necesitamos? En principio contamos con la Ley de Gravedad y la Ley del movimiento uniforme de los cuerpos, pero las leyes tienen que adaptarse a los tiempos: Soplan nuevos vientos, los valores cambian y la justicia tiene sus tiempos. Hay que tener paciencia. III ¿Tenemos la paciencia que necesitamos? No parece haber motivos legítimos para preocuparse, la desocupación se mantiene en valores controlables y reina la sensatez: La Historia no la hacemos entre todos, ni se puede apurar. Lo que no se puede producir se importa. Hay leyes que regulan el intercambio y la división del trabajo. Podemos importar nuevas leyes y necesidades que se ajusten a la coyuntura actual. Hay que actualizarse y estar disponibles a los cambios y a las oportunidades del intercambio positivo. Podemos importar una nueva ley de importaciones para estimular la producción propia, reducir el déficit fiscal y esportar los saldos favorables de la producción residual. ¿Tenemos la basura que necesitamos?
Instructivo para emprender el ocio
(Tomás Lovano) Para emprender el ocio en un sentido creativo, no hay que capacitarse. Basta comprender su naturaleza, saber que no es ocio todo lo que reluce y que no existe el ocio creativo: no hay más que uno, idéntico a sí mismo. No hay creación sin ocio (El Creador no hubiera hecho lo que hizo sin conocer el ocio) II La división del trabajo no es aplicable al ocio ni al goce: No hay un goce positivo y otro negativo, ni un goce sano ni un ocio productivo. La condición ociosa, es definida por la improductividad. Ésto no significa estado de reposo continuo, ni significa no hacer nada, sino sólo no hacer aquello considerado socialmente útil. Podría este enunciado dividir aguas entre emprendedores activos y pasivos del ocio: ¿Qué es lo útil? (Yo puedo sentir que es útil cavar un pozo, aunque no tenga un tesoro que enterrar o desenterrar, ni una planta que plantar. Cavo por placer: me gusta cuando cavo… Podría profundizar este versículo, pero no. El sólo placer de haber cavado, cavar, estar cavando es suficiente para que me sea útil ¿No es útil el placer? ¿A qué otra cosa aspirar, en este valle que se profundiza a cada instante a consecuencia de la extracción de utilidad descontrolada? ¿Sería útil controlarla? No: el término útil es tan subjetivo como el sujeto que cava, sin recabar para qué cava) III La utilidad no depende del sujeto; el que depende es el sujeto, que como miembro de un cuerpo superior, una vez incorporado no puede ignorar que sólo es socialmente útil aquella acción que produce valor. Las demás actividades son inútiles, el sujeto lo sabe, aunque no lo piense: No hace falta pensar para pertenecer, integrarse y autopercibirse contribuyente. O sólo lo suficiente, lo necesario, lo útil: pensar lo indispensable. No es ocioso agregar que la producción de valor es el primer mandato en nuestras sociedades organizadas en torno al concepto útil y a la utilidad como valor excluyente. El otro, es la agregación de valor, que naturaliza y regula el intercambio en función del lucro: la utilidad por antonomasia se realiza en este acto que mueve y provee sentido a eso que llamamos economía. IV Todos estos logros, capitales para el desarrollo de la cultura, no hubieran sido posibles sin la división del trabajo: Dividir suele resultar útil. Es ocioso señalar, que detrás de la idea de dividir el ocio, está la intención de descomponerlo, para buscarle un lado útil: La división es un recurso para la producción de utilidad. El ocio es uno solo e indiviso, no hay un ocio subalterno ni calificado, y es el más digno de los emprendimientos. Pero no todo lo que brilla es ocio y no existe el reposo absoluto. V Procura estar solo, y en lo posible ocioso. Lo otro viene solo, o no...
Flor nueva de romances seniles
(Estanislao del Signo) Rompí el poema disrruptivo. Era casi perfecto: contracíclico, distópico, en estado avanzado pero trunco. Con un final feliz que no llegaba nunca (Pudo haber sido ese su destino, nunca creí en finales felices; la felicidad no necesita poemas) A cambio, pergeñé uno más amigable y sustentable, de una lírica bucólica y empática que terminaba en una ruptura. Pero tuve que interrumpir: Se cayó el sistema (el sistema poético suele caerse; hay una intermitencia recurrente en el servicio, aunque hay recursos disponibles, como la repetición) Fue entonces cuando recordé que había olvidado tramitar la supervivencia.
La inversión rítmica: el lado oculto de las funciones
(Ricardo Mansoler) El ritmo no se piensa, se siente. ¿es un sentimiento? No, una sensación física: se percibe por un sentido. El poema se siente y se piensa, no es una sensación sino un objeto pensado para producir sentido, que puede percibirse por dos sentidos y está abierto a todas las interpretaciones. No obedece pautas fijas, ni obliga a obedecer, pero puede producir sensaciones diversas y encontradas, como atracción, rechazo y hasta indiferencia. El ritmo del poema, es sólo un elemento entre otros, y no necesariamente determinante para su valor. II (Valor, no es precisamente una palabra poética, si las hubiera, como tampoco función. Pero no se concibe la función rítmica sin el concepto, la idea de valor) La escritura del ritmo, está expresada en valores (tan abstractos como la duración del tiempo, el lugar y extensión del silencio, etc.) Los valores son estables, no pueden alterarse. La escritura del poema, son palabras, signos y vacío. Las mismas palabras que se usan para no escribir poemas o intercambiar sentido por medio del sonido. Las palabras tiene sus valores asignados, pueden variar según el contexto y el lugar que ocupen en el discurso, la entonación, carga emotiva, etc., siempre dentro de un rango conocido y aceptado: Aceptar y compartir ésto, hace posible la comunicación “normal” entre sujetos hablantes. III En el poema, hay una alteración de los valores. Cualquier palabra, hasta la menos pensada, la más banal e insospechada puede cobrar un valor distinto, inusitado, que desacomoda a otras produciendo otros sentidos -menos cómodos- La alteración, surge de una forma particular y anómala en que se relacionan ciertas palabras, haciendo vacilar al resto. Si las palabras vacilan, se está en presencia de una parte de la función poética que se realiza. Y el lenguaje, asumido como un cuerpo, un organismo en expansión, un virus, produce su propio anticuerpo. IV El poema en cuestión, se separa de la literatura y desoculta la arbitrariedad intrínseca del signo, revelando ese oscuro abismo entre significante y significado. La alteración, es también un orden y como tal puede ser alterado, pero hay que andar con cuidado: el descontrol del material alterado puede entorpecer el sentido y acabar en otro abismo. Luego, está el ritmo, lo emotivo y otros elementos que acompañan. Pero la alteración que emite, también produce sensación, efecto emotivo, mueve a vacilar: lo que lo hace subversivo, más que cualquier sentido producido por animal humano -con o sin sentido rítmico- Ama tu ritmo, escríbele un poema.
El goce y sus propiedades
(Esther Miño) No es ocioso el goce improcedente, las procedencias que se desconocen son más que suficientes, y no alteran la función del goce. Según fuentes oficiosas, hay procedencias que es mejor desconocer. Hay acepciones que aceptamos sin conocer su procedencia, por una supuesta conveniencia en connivencia con los usos aceptados para sostener la convivencia: ¿sana? Más sano es el gusano en la manzana. ¿Hay goce fuera del instinto? ¿La apropiación instintiva de otros goces es recurso legítimo para producir el propio? ¿Debemos aceptar que todo son recursos naturales? ¿Somos tan inclusivos como para acceder a la primera persona del plural y compartir la propiedad del goce suscribiendo: todos somos? Los recursos naturales sólo esperan que alguien disponga su aprovechamiento, para poder realizar su utilidad cumpliendo su misión. La sumisión es una forma de comunicación, un recurso para acceder a la unidad: aspiración natural de cualquier miembro que desée pertenecer a un cuerpo. Todos los cuerpos son recursos para que otros extraigan su utilidad y gocen en libertad sus propiedades. Todo cuerpo poseedor de un metabolismo propio, es un recurso para que otro goce. No es ocioso proceder a repetir: Para gozar, sólo se necesita un cuerpo.
La industria poética y los nuevos desafíos
(Amílcar Ámbanos) Este poema trabaja con energías limpias, de origen renovable y libres de emisiones tóxicas o sospechosas de cualquier tipo de contaminación. Ésto garantiza una trazabilidad sustentable y un bajo impacto en la biósfera y la logósfera, que no altera los ecosistemas de ninguna naturaleza: El impacto es mínimo, residual y prácticamente descartable. II Su diseño inteligente, responde a recursos tecnológicos de última generación. La tecnología disponible permite minimizar los márgenes de error no forzado, generando las condiciones para la producción de decisiones de calidad, redundando en un producto casi único, cuya naturaleza fluye de un modo incontestable. El poema gana es prestaciones, servicios, funcionalidad y proyección empática con otodos los eventos del campo evolutivo y popular. La industria poética, debe ser capaz de generar las condiciones para su propia evolución, para ser sustentable. III El poema sabe que puede ser superado, pero acepta el desafío de crecer (el crecimiento no conoce límites) sosteniendo los más altos valores obtenidos por la materia orgánica y expresados en la condición humana. Los valores históricos, como sabemos, son naturales a la necesidad de crecer y al desarrollo que los produjo y cuya vigencia se mantiene: Son valores provisorios, en plena y continua evolución. IV La poesía es un arma cargada de futuro: Todavía no sabemos qué es, pero en el futuro podremos determinar en forma fehaciente lo que no es, y obtener una definición definitiva, excluyente y taxativa, agregando este valor a todo aquello que lo merezca. La poesía es un arma cargada de futuro: Este poema suscribe y hace propio este enunciado (asumiendo que puede ser superado, aunque no lo merezca, por el futuro) El futuro es cambio, pura alteración: Lo único que permanece es el cambio, avizoraba Heráclito de Efeso. La evolución no puede detenerse, el poema lo sabe y es solidario: apuesta todo al valor de cambio, el verdadero valor. El que no cambia todo no cambia nada.