(Aquino Lamas) Las armas están listas. Hay armas en desuso. Hay una lista de armas que revistan como fuera de servicio: se oxidan por la ausencia del uso. La oxidación es parte del discurso natural de los signos vitales (los otros, permanecen incorruptibles e inoxidables) Hay quienes se apasionan por las armas, y quienes arman sus pasiones con fragmentos y esquirlas de emisiones pasadas. Con o sin pasión, cada tanto hay que pasar revista a las propias armas. II El amor a las armas puede enmascararse bajo distintas formas, pero es parte de la vocación humana y sus recursos metonímicos. Es ser armado, puede disponer donde apuntar, donde poner la mira. Las armas del amor o el amor a las armas: opciones discursivas del orden sintáctico, valores intercambiables que emiten los mismos significantes. (El óxido puede servir como armadura) III Tomar las armas es una forma de tomar, como empuñar o abrazar: las armas metafóricas, todo puede ser tomado como metáfora. La vocación de servicio es más que una metáfora: No es una, son muchas vocaciones que se sirven de la metonimia: Se puede servir a un dios, al orden, a alguna alteración como a cualquier otro sujeto. Y si toda vocación fuera metáfora… ¿Cuál sería la verdadera? Me inclino a creer, para creer hay que inclinarse, el sentido está en el ángulo, en su vértice: Aguzando el sentido aparece la metáfora. ¿Y las armas? Habría que pasar revista: Están las provistas, las armas heredadas y las adquiridas (ya sea con recursos genuinos, obtenidas en combate, servidas como fruto de la acción) o encontradas. IV Arma tu propia metáfora: Amar y armar, verbos que empatizan, armonizan y se enlazan en un intercambio productivo, gracias a la metonimia: El sujeto libre, arma y desarma, elige los objetos y goza reproduciendo su metáfora (la metáfora del intercambio) Armas, instrumentos, herramientas y otros dispositivos retóricos: Medios que sirven a un fin (cualquier fin puede ser justificable si se obtiene afinidad: aceptar) La metonimia es un recurso primordial para el ejercicio del amor, una práctica superadora y altamente recomendable: se puede amar cualquier objeto o sujeto con la misma intensidad (el objeto no importa; el sujeto está lleno de metáforas amables) V El amor a las armas es un amor protector, vela por la continuidad de la producción metafórica y la producción de armas, en paz y armonía. Las armas, son un buen argumento para convencer a los que dudan, los indecisos, los faltos de fe, los que se oxidan por su falta y, sin conocer la fe circulan sin destino abrazando causas oxidables que conspiran contra el deseo común, que brilla en las alturas de nuestra armadura de clave: Que el amor venza y ante su próximo vencimiento, el ser armado encuentre su media metáfora.
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Tendencias: El poema confesional
(Epifanio Weber) Este poema pudo ser tendencia, pensé con argumento, pero no fue entendido o no fue bien leído o bien, no fue leído: Un problema de comunicación. No llegó a destino o, por el contrario, su destino era no llegar. El poema es consistente, fluído, ameno, llevadero, cadencioso, preciso, replicable y novedoso. El problema del poema es la comunicación: Tiene buenas ideas pero no sabe comunicarlas. II No, este enunciado es falso: El poema nunca salió de su casa y supo ahorrar la decepción. Confieso: no me gustan los poemas confesionales, pero no quise exponerlo: Una vez que empieza a circular, no se sabe adonde puede acabar, el poema (¿Adónde acaban los poemas? Habría que preguntarle a alguno, o a algún lector calificado, a un lector acabado de poemas) Hay pocos lectores y muchos menos de poemas. Hay muchos poemas, y entre sus lectores, son contados los capaces de detectar uno genuino, verdadero, y valorar como se debe al auténtico poema novedoso y acabado: La verdadera novedad no se valora. III Este poema pudo marcar tendencia, pero por ahora apuesta al ostracismo, al aislamiento preventivo. Sabe esperar, el público puede no estar preparado para recibir este mensaje, aceptar la novedad y celebrar la diferencia. Un poema que exija más concentración y trabajo que lo que el lector está dispuesto a soportar, está condenado. Mientras tanto, un poeta no puede dejar de producir sentido, sabe que su destino es escribir poemas aunque no lleguen a destino y, como dijo Césare Pavese cada poema tiene los lectores que merece: Hasta uno puede ser demasiado. IV Pero un buen poema lo resiste todo, hasta la incomprensión o las limitaciones de sus lectores. Nadie más humilde que un poeta, escribió un poeta. Hacer poemas sin destino puede parecer absurdo, como intención o como tendencia, pero los poemas absurdos son parte de este mundo, no menos absurdo, y nunca será tendencia profundizar en la condición humana. Este poemas puede marcar tendencia, al menos para mi, me confieso: Desde ahora solo escribiré poemas tendenciosos.
Dientes y evolución
(Asensio Escalante) Somos dentaduras, los cuerpos no cuentan sin un número de dientes. Para ser preciso, hay que contar con dientes: Contemos ¿Cómo contar los dientes que faltan? ¿Contamos activos y pasivos? No termino de contar, las cifras son siempre provisorias -me dice una corona provisoria- Mientras se espera el conteo definitivo, caigo en la cuenta. Hay piezas de naturaleza dudosa: propias, semipropias, prótesis, coronas, implantes y vacío: Tal vez, lo único propio sea el vacío. Cantemos al vacío: Una sonrisa puede más que todo. Cantemos al vacío. Todo lo que somos lo debemos al vacío: Sin él, no habría nada que ocupar, no habría ninguna ocupación digna de este adjetivo -habría que buscar otro adjetivo- Seríamos un gran cuerpo a la deriva, un perfecto ejército de desocupados en ejercicio; desocupados estructurales sin acceso a la movilidad social y a la igualdad de oportunidades. El vacío es la única oportunidad: ¡Cantemos al vacío! Es oportuno consignar: Todas las oportunidades están en la boca, se generan ahí, son emanadas por la boca, ese vacío donde comienza el metabolismo y puede acabar el deseo. Ese vacío desde donde se emiten las palabras, más o menos oportunas, como oportunidad. II El metabolismo y el placer están asociados, pero el metabolismo y la belleza, son inseparables. Los cánones de belleza nos muestran los dientes: No hay belleza sin unos dientes sanos y fuertes que ofrezcan una sonrisa atractiva y garanticen un metabolismo eficiente y sustentable. (Otras especies, cuentan con los dientes como arma, concentran en ellos su poder: Nosotros también, una sonrisa perfecta es la mejor arma de seducción, así como una sonrisa sin dientes, reduce drásticamente las oportunidades del portador de ese vacío) Otras especies, mastican menos que nosotros, pero no sonríen. Deben tramitar metabolismo y deseo con sus dientes: Con ellos dan cuenta de su presa, y combaten por las hembras. Desconocen que una sonrisa puede más que todo, y no pueden hacer propio el pensamiento positivo: Sonríe, Dios te ama. (Los animales, tienen menos necesidad de Dios que El de ellos, a diferencia de nosotros, que sonreímos y reímos y elevamos oraciones agradeciendo nuestras diferencias con los animales) III Una sonrisa luminosa atrae y convoca a otras bocas. A su sombra, siempre habrá aspirantes, pretendientes, auspiciantes, suplicantes y deseantes inspirados que le canten a esa sombra -The shadow of your smile- El poder sonríe a unos buenos incisivos: Musas, sex symbols y stars system o estrellas de Hollywood nos muestran los dientes, que siguen brillando desde el fondo inmortal de la historia: Rita, Marylin, Brigitte y tanta otras. O Gardel, Belmondo, Perón… Una sonrisa franca, muestra mucho diente y hasta encía: no hay nada que ocultar. Por el contrario, una sonrisa que escatima, es para sospechar: quien retacea sus dientes seguro tiene algo , si no mucho que esconder. IV ¿Somos dentaduras? Todas las formas de relación con el mundo material, y con el deseo, están mediadas por dientes: El metabolismo, la palabra, y hasta la belleza de los sentimientos más nobles -Me mordí pa’no llamarte- como el remordimiento, son tributarios de esos órganos, casi inorgánicos y de consistencia ósea. Somos seres deseantes, dentados, sintientes, sonrientes, hablantes, sexuados y ungulados. Nos podemos morder la lengua, que es blanda, pero ella se recupera. Lo duro no, tiene una duración variable, luego hay que reemplazarlo u olvidarlo. Una buena prótesis puede cubrir las necesidades del paciente y cumplir casi todas las funciones de los dientes, con la ventaja de la insensibilidad: Libra del dolor, y se deja de sufrir por algo tan banal como las bacterias. Una buena prótesis puede, incluso, mejorar una sonrisa vacilante. (Dice Perón, exiliado en el Paraguay, ante un confidente ocasional: “No me perdonan mi carisma, odian esta sonrisa, tomelá…” Y se saca su dentadura postiza, ofreciéndosela. Un símbolo: su sonrisa proteica y convocante, ese poder tan envidiado como combatido, cabía en una mano. El líder popular, siempre pedagógico, demostraba que la popularidad es una prótesis…) V Somos dentaduras Contamos con un número de dientes, una cifra decreciente: nuestros ancestros tenían algunos molares más, la evolución fue reduciendo su número y llegará el día en que los dientes serán un atavismo: Las sonrisas desdentadas destilarán belleza y será hora de reconocer esa contigüidad: lo bello, lo vacío. Los dientes, sólo servirán como objeto de estudio a los antropólogos, bellos seres desdentados. Los economistas, fuente de toda verdad y razón, con la colaboración interdisciplinaria de otras ciencias subalternas, sabrán determinar qué se ganó y qué se perdió con la pérdida de esas piezas duras, los dientes, que supieron ser tan útiles como costosos de mantener. Hay que confiar en las ciencias duras, ellas darán su veredicto para saber en forma fehaciente si el saldo es positivo o negativo, que al fin es lo único que cuenta, tanto para la economía como para el metabolismo. VI Pero todavía contamos con ellos, todavía podemos contar dientes, esos pequeños cuerpos duros. (Hay cuerpos que cuentan y que no, algunos ni se dan cuenta que no cuentan. Algunos cuentan con los dedos, otros sólo deducen, o tienen acceso a otras aplicaciones) Somos nuestros dientes, dientes contantes y sonantes para el regocijo de bacterias: Ellas sobrevivirán a nuestros dientes, son mucho más antiguas que nosotros. Contemos ¿Cómo contar los dientes faltantes? Para cada necesidad, hay una respuesta tecnológica: Una buena prótesis, reemplaza y anula el sentimiento de la falta, se incorpora como una extensión del propio cuerpo, y ofrece la respuesta deseada: Catorce Ahora, sólo hay que multiplicar por dos y sonreir. Ama a tu prótesis como a tu prójimo, o mejor: Ama a tu prótesis como a ti mismo, o mejor: Sonríe, Dios te ama.
Nora y Arón
(Onésimo Evans) Arón y Nora se amaron una hora oraron y se amaron se amaron y partieron ¿Dónde iba Nora? Arón lo ignora ¿Qué haría Arón? Lo ignora Nora Nora y Arón oraron y se amaron No demoraron oraron media hora se amaron una hora Nora y Arón Arón y Nora Amaromaron sueños y deseos intercambiaron estímulos caricias aromas y fluídos y armaron oraciones propias e impropias con sus nombres de pila en aras del amor sin depilar Nora ama a Arón Arón ama a Nora y oraron, oraron en sus lenguas nativas a las divinidades de la carne del amor efímero y palíndromo Nora y Arón oraron y se amaron se amaron y partieron.
la culpa y su gestión
(Amílcar Ámbanos) ¿Tenemos las culpas que merecemos? ¿Merecemos las culpas que tenemos? ¿Tenemos todas las culpas que nos merecemos? ¿Son distintas estas preguntas? ¿Alguna te parece capciosa? (Clasifica por orden de mérito) Ahora escribe una pregunta al azar, sin repetir culpa ni repartir culpas. Vuelve a leer el enunciado en el orden provisto: ¿Cuál es la verdadera? ¿Podrías completar esta pregunta? (Contesta por sí o por no) … Si llegaste hasta aquí, significa que tu culpa fue aceptada: ¡Felicitaciones! Aceptada la culpa ¿Hay que asumir y sumar? ¿Hay que esperar que coincida el resultado y sumar las respuestas correctas? ¿Hay que mantener la calma, y esperar, como buen contribuyente, una extensión del pago que alivie la tensión mientras se aspira a una resolución justa? ¿Dónde poner la culpa concurrente? ¿Se debe merecer para tener? … ¿Tenemos las culpas que merecemos? ¿Cómo obtener la absolución, saldar la deuda residual y gestionar el remanente para exhibir un saldo positivo? ¿Cómo obtener el correspondiente comprobante autenticado que acredite? Hay una fórmula precisa, no todo es pérdida, no todo está perdido: La solución final, liberadora, inteligente y sustentable: Los inteligentes buscan soluciones, los inútiles buscan culpables. ¿De qué lado querés estar?
¿Cómo no recordar?
(Pablo Dudaner) *
Recuerdo tu perfume, Mabel.
Recuerdo tu cintura,
Mabel, su pronunciarse
en la minuciosa intensidad
de tus suspiros.
¿Cómo no recordar, Mabel?
Recuerdo tu sonrisa
desafiante y apacible
en el silencio cadencioso
de la noche.
Recuerdo tu cintura, Mabel
y su perfume.
Recuerdo sin fisuras
todos tus accidentes naturales.
¿Cómo no recordar, Mabel?
Recuerdo el sigiloso
deslizar de tu bretel,
y el movimiento acompasado
del deseo, Mabel.
Recuerdo casi todo:
¿Cómo no recordar, Mabel?
Recuerdo, en ocasiones,
en aquel silencio ocasional,
los pulsos agitados y los ritmos
morosos de tu voz, Mabel.
Podría enumerar cada detalle
de esas noches, Mabel…
¿Cómo no recordar?
En la bruma del recuerdo
respiro tu perfume
que emerge en la memoria
sobre la fría fragancia del
desodorante del hotel.
¿Cómo no recordar, Mabel?
Somos nuestras memorias,
recuerdo casi todo, Mabel.
Recuerdo tu arancel.
(*) (Pablo Dudaner: Seudónimo de Ester Miño)
Anzuelos naturales
(Ricardo Mansoler) La autoridad es relativa en el horizonte poético y en la vorágine aborigen de esa selva ambigua. Los movimientos van y vienen buscando centros de atención donde resolver sus propias tensiones adquiridas. Hay corrientes y contagios pasajeros que cuentan y que no, conatos y réplicas difusas que concurren a la ilusión que fluye y desemboca. Nadie nada por sí mismo en ese río, ni hace agua que no pueda reciclarse. Todo fluye, a veces algo resplandece con la fugacidad de una buena reproducción. La libertad fluye, al asociar y reproducir el juego asociado de las almas solitarias, aferradas a esa soledad ambigua. II Se busca lo original, el origen de la repetición refleja “Todo texto es la absorción o la transformación de otro texto” Texturas: El origen de la reputación -el brillo como anzuelo- Matices: Elegir los azulejos, los tonos del ambiente, la mampostería del poema -hay notas, cromatismos que proveen continuidad al cuerpo del poema- III La naturaleza del anzuelo, basa su éxito en presentarse oculto, encubierto en esa ausencia presunta como carnada: parece lo que no es escondiendo lo que es. No es percibido por su destinatario sino cuando ya es demasiado tarde. -El poema como revelación: Nada era lo que parecía, la realidad son capas: adentro está el anzuelo- Lo velado: Velo, carne, palabra, tributan a la muerte, bajo distintas formas. -El poema no tiene fin, es un fin en sí mismo: la forma es su anzuelo- Es tarde para arribar a la verdad, el tiempo no nos acompaña. Los anzuelos saben esperar, el brillo de su ausencia convive sin conflicto con toda necesidad. Es tarde para aspirar a producir originalidad, cada anzuelo es soberano, aunque no se reconozca. El arte está en saber presentarlo sin que se vea: Ahí está... sabemos, sospechamos, aunque nadie sabe donde anda, ni el receptor ni el emisor, no hay observador imaginario pueda dar cuenta del paradero del anzuelo: ¿estará acá? puede que sí, puede que no, puede que siga descendiendo, como el poema y su plomada. IV Hay que esperar, sólo hay que esperar. Podemos calcular el tiempo que se pierde al esperar, al desear, al despertar. El éxito es esquivo, como el arte: existen para pocos. Emitir en el agua, y esperar, esperar a que pique. El éxito definitivo, guarda una relación simétrica e intensa con la noción de unidad. La unidad como destino: Carnada, anzuelo y víctima, son uno -un destino provisorio- De la continuidad del agua a la unidad como sentido -el sentido siempre es útil, y al igual que el anzuelo puede ser reutilizado-
Adam Zagajewski
1945 – 2021 , Polonia
Trad. Jerzy Sławomirski y Anna Rubió
La poesía y la duda
La poesía y la duda se necesitan recíprocamente, coexisten como el roble y la hiedra, el perro y el gato. Pero su unión no es ni armónica ni simétrica. La poesía necesita la duda mucho más que la duda a la poesía. Gracias a la duda la poesía se purifica de la insinceridad retórica, de la palabrería, de la falsedad, de la logorrea juvenil y de la euforia vacía (que no de la verdadera). Sin la mirada severa de la duda, la poesía—sobre todo en nuestros tiempos lóbregos —podría degenerar en una canción sentimental, un canto exaltado pero estulto o una alabanza irreflexiva de cualquier forma del mundo.
Con la duda no pasa lo mismo. La duda rehúye la compañía de la poesía; la poesía es para ella un adversario peligroso. Diré más: una…
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El acento omitido
(José Luis Greco) Saber que todo brillo es provisorio. Nada dura más de lo necesario -una condición sin magnitudes que la midan- La dinámica de la vida es variable, el movimiento vivo del deseo y la palabra, son parte del trabajo del tiempo, esa ilusión que sostiene la emisión de todos los cuerpos discursivos. Hablemos del tiempo o callemos para siempre, es indistinto: El permanecerá tan irreductible e indiferente como el Sol, que está solo y sabe estarlo, aunque haya otros más fuertes y más débiles. Hay tiempos débiles y fuertes, ambos necesarios para armar tu armonía. Basta saber medir la vanidad de las palabras, reconocer y conocer: Todos los verbos son arbitrarios, y todos sobrevivirán al emisor, aún cuando no sepa reconocerse innecesario. No hay autores excluyentes, vivos o muertos, todos comparten la condición efímera. No hay mucho que saber, por el momento. Es suficiente saber estar de paso, como el acento omitido más arriba. Ninguna ausencia se acentúa.
El chiquero humano
(José Luis Greco) El chancho tiene una inteligencia equivalente a la de un perro, acaso un poco más, no es relevante. No es suficiente para tener derechos. Nadie tiene la culpa; Nadie tiene la culpa de haber nacido chancho, bacteria o superhombre. ¿Tiene sentimientos un chancho? Como tener, tiene; es un ser sintiente y posee un sistema nervioso central, casi como un emprendedor o un productor porcino. Por si no lo sabías, el chancho es capaz de metabolizar diversos elementos, en condiciones naturales puede tener una dieta bastante variada, casi como un ministro de ganadería y agroindustria o un emprendedor. Si pudiera elegir, al deshojar la margarita no incluiría a la soja transgénica al pensar en el pienso. Pero el chancho no piensa, ni siquiera sabe que es un recurso natural que sirve para que otros organismos más evolucionados, y con sentimientos más elaborados, puedan seguir desarrollando su inteligencia superior, y haciendo buenos negocios. No, no hay forma de que sepa, es inútil hablarle a un chancho como podemos hacerlo con un perro, un gato… Hablarle de utilidad es tirarle margaritas a los chanchos. No, la culpa no la tiene el chancho. Nadie tiene la culpa de haber nacido chancho, almeja o manatí. No nos une la culpa ni el amor, hermanos. Ni la empatía o las afinidades electivas: Sólo nos unen nuestros enemigos, en la lucha por la supervivencia del más apto, el más astuto… La inteligencia es ajena al sentimiento de culpa: Los inteligentes buscan soluciones, los inútiles buscan culpables.