(Aquino Lamas) Hay quienes pintan y quienes se hacen pintar (hay que saber y querer, si no es mejor pagar y confiar en los que saben y quieren) Algunos no saben, pero ejercen: a pintar se aprende pintando, confían, como a jugar jugando y a nadar nadando. Nadie nace sabiendo nada (venimos del líquido amniótico, pero ahí no se nada) No es difícil iniciarse, siempre hay algún familiar, amigo o allegado dispuesto a asesorar (Casi todo el mundo ha pintado algo, o participado en alguna pintada) Se descuenta, que con el asesoramiento adecuado, cualquiera pinta cualquier cosa. Una lavada de cara emprolija, desinfecta y renueva nuestra disposición a las novedades. Decía una mujer recién pintada. II Hay quienes encuentran placer en la actividad “pintar me hace bien, me relaja, me estimula” En realidad, es un placer engañoso, como casi todos: Antes de poder pintar hay que rasquetear, lijar, etc. Tareas engorrosas, que nada tienen en común con el placer. Claro, después de eso, pintar es como una bendición de los dioses. Incluso, se puede poner música celestial y elevarse al Olimpo mientras se pinta, concentrarse en un mantra o repetir una oración agradeciendo a las divinidades que nos dieron los colores y la cultura del trabajo. III Renovarse es vivir, y para renovar hay que remover. Los más meticulosos, no ahorran energías en rasquetear, picar primero su amerita, llegar al corazón de la pared, dejar que seque, y enduír, con la pasión minuciosa de un orfebre. Febrero es un buen mes para pintar, pero es mejor la primavera cuando todo se renueva y florece la necesidad de renovar. Tu vecino, ya debe estarpensando en pintar: Primerealo... i IV Renovarse es vivir, la vida son ciclos que se suceden: reposo, tensión, resolución, reposo. Renovamos la fe, producimos endorfinas generando las condiciones para emprender otro ciclo y reproducirlas. Pinta tu aldea, tu casa, tu aguantadero, tu tapera… Pinta tu nicho y renueva la fe en tu carne abovedada.
Archivos Mensuales: enero 2022
El carpincho alzado
(Esther Miño) Castas castas, erigen castillos en el polvo, en el aire, en la arena, en manglares, humedales, bañados y aledaños. No hacen daño, sólo quieren vivir junto al agua. Castores y carpinchos no conocen castas, ni el canto castrato, ni el derecho de propiedad: Invaden barrios privados sin ninguna culpa -no conocen la culpa, pobres infelices- ¿Cuánto puede costar la vida de un castor o de un carpincho? Poco y nada, pero desvaloriza la propiedad. Si quieren vivir en un humedal, que paguen; que asuman las costas de vivir en las costas o se vuelvan a su pago. Los carpinchos incautos y usurpadores recibirán su castigo, son como una casta parasitaria. Para peor, se reproducen en forma irracional. La castidad se puede negociar, las propiedades se negocian -reconocemos las propiedades del aceite de castor, la manteca de cacao y la leche de carpincho- Pero el derecho de propiedad no se negocian -sólo los ociosos, incapaces de esforzarse y progresar, quieren negociar la propiedad ajena- Hay castas, castos, costas y castillos con comodidades y dependencias. Los carpinchos no son parte del rebaño, ni reconocen pastores. Forman familias, como cualquier cristiano, pero no tienen amo ni patrón y sus patrones de conducta, dejan que desear: Son veganos, no practican la castidad, son promiscuos y se aparean en el agua -pública o privada- sin ningún pudor, a la vista de personas honestas y castas doncellas feligresas. A las buenas familias les producen rechazo, pero algunas los toleran y las hay que, con una empatía digna de mejor causa, evalúan incorporar alguno como mascota. Si vas a adoptar un carpincho, no olvides castrarlo. La esterilización no mejora su calidad de vida, ni la prolonga, pero vas a dormir más tranquila: Un carpincho alzado, es capaz de cualquier cosa. No le hace asco a nada, casi como un político. (De la serie "Mascotas")
La contradicción: el vicio sano
(Ricardo Mansoler) Toda contradicción encubre al menos una verdad distinta de sí. El movimiento no se demuestra andando, ni desandando el deseo que partió sin avisar: ahora no vuelvo. ¿es sustentable la contradicción que pasa, y vuelve a pasar por el mismo movimiento? Sí y no, depende del observador de turno: estamos de paso por las contradicciones, hay que ser mesurado. La contradicción es un envase retornable. En base al pecado conocemos la virtud de la mesura y viceversa. (Hay que ser mesurado con la intensidad de las pasiones, medir la intensidad de las palabras que se le tributan, medir la extensión de la oración armada con pasión, medir la intensidad de la mesura) II “Un abnegado, se entregó, por propia voluntad, a un noviciado: creyó que era su misión someter su voluntad a los rigores de la fe y apartarse de las tentaciones de la carne. Pero cayó en el vicio en un acto de servicio” III Los pecados pasan, se disuelven en palabras, se transmutan, se transmiten o se absuelven. Se conmuten o no, también se olvidan -olvidar no es pecado- No hay pecado sin memoria ni culpa sin conciencia. Todo pasa, la contradicción también. Como los verbos, pasan los pecados. Sólo estamos condenados a repetir el pasado.
John Berger
Gracias, Ada Trzeciakowska (espero haberlo escrito bien)
1926-2017, Inglaterra
Trad. Pilar Vázquez Álvarez
El sentido de la vista
(…) ¿Cómo causa inquietud la poesía? ¿Cuál es la tarea de la poesía?
No me refiero con esto al trabajo que encierra la escritura de un poema, sino a la labor realizada por el propio poema escrito. Todos los poemas auténticos contribuyen al trabajo de la poesía. Y el objetivo de este trabajo incesante es unir lo que la vida ha separado, o lo que la violencia ha desgarrado. Generalmente, el dolor físico se puede aliviar o detener mediante la acción. Todos los demás dolores humanos, sin embargo, se deben a una forma u otra de separación. Y aquí el alivio es menos directo. La poesía no puede reparar ninguna pérdida, pero desafía al espacio que separa. Y lo hace con su trabajo continuo de reunir todo lo que ha quedado desperdigado.
Mi bien amada
qué dulce es bajar
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Alabar a la vara
(Estanislao Del Signo) Ahí va la vara, desvaída y discreta en variedades cromáticas. Desvaída y desnuda se ofrece al mejor pastor, pintor: Pinta tu vara y pintarás el mundo. El mundo de las varas es variable y variado, hay varas variopintas: Varas ajustables, adaptables, extensibles y retráctiles. Me retracto de todo: -dijo el poeta- En términos genéricos, hay dos tipos de varas; la vara generosa, y la vara avara. Quien tenga su vara a mano, nunca estará solo, aunque se halle varado. II Una vara verdadera sirve como medida universal: esa vara nunca miente. Aunque sabemos que hay más varas que verdades, hay que ser mesurado. Una misma vara, puede servir para apoyarse, sostenerse, deslizarse y defenderse en la lucha contra el prójimo. Hay varas efímeras, dudosas, frágiles y desechables. Y las hay que resisten el paso de varias generaciones de tenedores. En otras palabras, hay varas débiles y varas varoniles, fuertes y viriles, que suelen imponerse , expandirse y hasta viralizarse. La vara sirve para medir, juzgar, castigar y establecer justicia -hasta hace poco, era una herramienta pedagógica esencial: los maestros disponían sus varas para mantener el orden propinando un correctivo al alumno díscolo o disolvente- III Una vara, puede servir tanto como bastón de mando, como de mango de una escoba. Varas de junco, de palmera o de bambú aplican a distintos usos. Vara, como su diminutivo, varilla, pertenecen al género femenino, pero cualquier varón sabe que del tamaño de su vara, dependerá su aceptación por los cuerpos femeninos. La vara es, ante todo, una referencia. No es posible pensar en una vida sin referencias: Son necesarias para medir y pensar todo lo que hacemos o no hacemos, y lo que de ello derivara. Por fuera de la vara, no hay nada, o casi nada: está la obscuridad -menos tu vara, todo es obscuro- Pero con la varita mágica, se hace la luz. IV Más allá de ser un instrumento de conocimiento la vara promueve la diversidad y el intercambio: Nos relacionamos con otras varas, a partir de la propia. Podemos confrontar, competir, consensuar y establecer parámetros más o menos útiles en torno al calibre y prestaciones de las distintas varas, en relación a lo que cada uno cultivara. Gracias a mi vara, puedo distinguir a un prójimo, un semejante, un compañero, un enemigo: ¡Gracias a la vara que me ha dado tanto! V A lo largo de la vida, es normal que el portador proceda a la renovación y cambio; la vara suele ser reemplazada por otra. Luego, es natural adaptarse a la nueva vara con normalidad, hasta el momento de su sustitución: La vara tiene un ciclo, es menos costoso reponer que reciclar. Pero una vez actualizada, hay que tener presente que no podemos juzgar hechos del pasado con las varas actuales. Casi todo lo que hoy resulta condenable, antes fue aceptable: usurpar, ocupar, conquistar, esclavizar, torturar, empalar, despellejar, emparedar, descuartizar o lapidar eran prácticas consideradas normales. Había otras varas. (Es cierto que algunas de ellas subsisten todavía, pero para ajustarse a la normalidad deben cumplir ciertos requisitos, y la evolución inteligente de nuestras varas, ha dispuesto los recursos adecuados para poder invisibilizarlas y volverlas sustentables) VI Pero hay quienes no se adaptan y se aferran a su vieja vara más allá de lo aconsejable, de tal modo caen en un anacronismo que los excluye de las nuevas oportunidades de la normalidad. No hace falta saber mucho de varas, lo que hay que saber: Toda vara tiene una vida útil, no es bueno el apego excesivo a una vara, a una vida, ni siquiera a a la utilidad. VII Ahí va la vara.
Ryszard Krynicki
1943 – , Polonia
Recomiendo la lectura este artículo de Alastair Wilson, profesor y filósofo de la ciencia
LA escarcha
gris escarcha del susurro, fósil de la desesperación. Quién oirá
el silente salmo de la tierra, voces mudas de los planetas
llamándose, despedidas de las galaxias. Soles negros
se van hundiendo en sí mismos
en un silencio
inhumano.
Punto magnético (1996)



Fotograma de Melancolía de Lars von Trier
Szron
szary szron szeptu, skamielina rozpaczy. Kto dosłyszy
cichnący psalm ziemi, nieme nawolywanie się
planet, pożegnania galatyk. Czarne słońca
zapadają się w siebie
w nieludzkim
milczeniu.
Magnetyczny punkt (1996)
Mascotas
(Onésimo Evans) Era un pez espeso solitario y taciturno: Sin empatía, vibraba bajo y no compartía casi nada. No tenía inquietudes, proyectos ni deseos. Sólo nadaba en su pecera sin mayor sentido. Por suerte pasó a mejor vida, habrá que probar con otro...
El poema y la igualdad de oportunidades
(Ricardo Mansoler) Este poema goza de diversas propiedades. Pero no las comparte. Es oportuno reconocerlo: No todo se puede compartir; hay cosas que no se comparten. Hay que reconocer, es difícil compartir una oportunidad, hay un riesgo: El otro la podría aprovechar primero (hasta alcanzar la igualdad de oportunidades, aspiración común a todos los gobiernos) Aspirar siempre es oportuno, a diferencia de compartir. Todo poema nace como oportunidad: Antes de existir como tal, es sólo una oportunidad. Su emisor encuentra la oportunidad y decide que es oportuno hacer eso y no otra cosa. Este poema se reconoce hijo de la oportunidad. Hay que ser reconocido: No existiría sin las condiciones de posibilidad que brinda la oportunidad. La forma de tramitar el uso de la oportunidad, es amplia y diversa. Cada uno es libre de percibir y calificar su valor, y decidir aprovecharla o no, de un modo u otro. La palabra oportunidad goza de distintas propiedades, es justo reconocer -podemos compartir- que es uno de los términos más inclusivos: Puede incluirlo todo, menos la igualdad. Este poema desciende de otros, como todos, y reconoce antecedentes: Oportunamente, fue escrito El Poema Oportuno, luego El Poema Inoportuno, y antes fue el turno de Otra Oportunidad Histórica. El segundo, es tan revelador como irrelevante pero tiene algo curioso, no revelado en forma explícita: Nace y se reconoce como Inoportuno, pero a medida que desciende se torna cada vez más oportuno. (Es probable que nadie lo descubra en una segunda lectura: Las oportunidades no suelen ser lo que parecen, ni son para cualquiera) No hay que confiar demasiado en ningún reconocimiento, ni siquiera en el propio: Reconozco que no.
A favor del viento
(Ricardo Mansoler) El viento trae nuevas metáforas. El viento pasa, las metáforas circulan: casi lo mismo. Se esperan nuevos vientos ¿Qué esperar del viento? ¿Novedades? Lo único seguro es que el viento nunca es el mismo, se renueva ¿o se recicla? Los vientos, aunque se dejen nombrar y se repitan, nunca son los mismos -salvo los metafóricos: el viento de los vivos, el de los muertos, viento en contra o propicios para actividades náuticas. Hay metáforas más populares que otras, según los vientos. El pueblo se reconoce en sus metáforas, según los vientos. De acuerdo al viento, puede el pueblo ser reconocido como sujeto histórico o como metáfora. Soplan nuevos vientos es más que una metáfora: un pleonasmo que resiste el paso de los vientos. El pueblo humano sabe adaptarse bien a estos artefactos que circulan, y observa con naturalidad su propia circulación en el espacio metafórico -incluyendo el pleonasmo- II Los poetas trabajan con metáforas propias o ajenas: es lícito citar, recitar, citarse, apropiarse, recitarse -la repetición no es sólo un recurso poético- rezar es repetir, reza un estudio filosófico: “Las personas filosofan por la misma razón por la que rezan” Cito a John Gray, un filósofo que estudia a los gatos, a quien no conozco ni leí pero puedo citar con éxito. Los gatos son buenos generadores de metáforas y de poemas: Hay más poemas de gatos que de cualquier otro animal, real o fabuloso. Un gato, es siempre misterioso. Si se concentra la atención en observar a un gato el tiempo suficiente, aparece una metáfora, o el alma de un poema posible. Todos los poemas son posibles, para quien sabe observar y reproducir. En toda repetición hay alguna alteración: alterar el orden metafórico es un recurso renovable, el viento nunca se repite. III El poeta menos pensado, puede alterarlo todo, no cuentan los recursos adquiridos o apropiados. Puede el poeta, citar a otros poetas, a sí mismo o excitarse con una cita apócrifa, sin que nadie lo sepa. Lo que tiene que saber un poeta, es poco en relación a lo ignorado. Acaso, ni siquiera sepa que la vida parasitaria representa casi el 70 % de la vida del planeta. IV El viento trae nuevas metáforas. El poema, puede prescindir de todas. No del viento: las diferencias térmicas dentro del poema, generan sus propios vientos. El viento es parte del poema, como las palabras emitidas según los vientos y el ritmo observado por el viento. Los vientos se renuevan, pasan, purifican. No se reproducen como las metáforas, ni circulan: Hablar de la circulación del viento, es metáfora -la metáfora es necesaria para que todo pueda circular con normalidad- Ni los cuerpos circulan sin metáfora: En realidad, sólo circulan metáforas, más o menos felices y populares -sin una proporción directa entre estos adjetivos- aunque nunca en estado puro. Hay pocas cosas puras, la pureza e puro humo, según esta metáfora. Es difícil fumar con viento, pero se puede. El viento traerá nuevas metáforas, es de esperar, mientras se fuma -a favor del viento- El viento es pura metáfora.
Salmo del salmón ahumado
(Tomás Lovano) Provenimos del agua, sabemos. Del agua, no conocemos su procedencia: estamos siguiéndole el rastro (no es fácil seguir rastros en el agua, y menos el del agua) El pez por la boca muere. La tradición oral, mantiene la vigencia de la metáfora. Todo pez cabe en la boca de otro. La cavidad oral es tan diversa como inclusiva. Hay que vocalizar, ejercitar los órganos orales (con o sin vocación) No importa la cantidad de dientes y bacterias que contenga una boca. Hay que focalizar la boca del sapo y apuntar con criterio (la vieja vale más, pero es difícil) Volviendo al agua, la vieja es un pez barbado y poco vistoso: mucho no convoca, pero tiene boca y se come, como todo, con alguna vocación. Aunque la oferta es amplia: Hay peces multiformes, variopintos, de diversos tamaños y diseños. Los hay de aguas profundas, de aguas dulces, saladas, servidas o estancadas. Se adaptan a todo, como nosotros, sólo que sin producir evolución, por la falta del lenguaje hablado, que les impide cultivar vocaciones y desarrollar la vocación de progreso. Los peces no tienen problemas de comunicación, a pesar de no tener lengua (salvo el lenguado) El pez bola, es uno bastante amorfo que no genera empatía y vive en lo más profundo: un pez abisal, capaz de resistir una presión descomunal. Hasta hace poco nos era desconocido, pero la producción de conocimiento, que sostiene nuestra evolución permanente pudo localizarlo, focalizarlo y hacerlo visible (Acaso pronto pueda convertirse en comestible: Habrá que evaluar costos) Gracias a la evolución, y a las prestaciones del lenguaje articulado, sabemos diferenciar con precisión taxonómica a estas criaturas del agua, en dos grandes grupos: El pez, que muere en el agua. Y el pescado, que no. (La única duda es con Dios: ¿multiplicaba peces o pescados?)