(Tomás Lovano) ¿Ésta es tu pipa, papi? -No, sólo es una pipa mía, Tengo más. ¿Para qué hay que tener más de una pipa? -Para poder elegir, y alternar. Yo soy de los que creen en la alternancia. ¿Qué es la alternancia, pa? -Es la oportunidad de alternar, cambiar por algo que promete otra cosa y si no resulta, volver a lo anterior. Una pelotudez, papi… -Sí, puede ser, pero es algo normal entre gente adulta. ¿Y cuántas pipas tenés, papi? -No sé, no estoy seguro, no las conté. ¿Entonces no sabés cuántas veces podés cambiar, cuántas son tus oportunidades? -No, eso es lo bueno, el misterio, no saber, ir probando… Si uno supiera todo sería aburrido, nunca se equivocaría. Y no haría falta la alternancia… -No. Y no habría mucho que contar… -No, claro ¿para qué? Nos moriríamos de aburrimiento… -Sí, puede ser. ¿Se puede morir de aburrimiento, pa? -No, es una metáfora… ¿Las metáforas son para no aburrirse? -Sí, es una de sus funciones. Estoy aburrido, papi ¿No querés que te cuente las pipas? -Bueno, pero no me lo cuentes. Ni creas en todo lo que se cuenta.
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Ella ya me olvidó, allá yo
(Estanislao Del Signo) Ella ya me olvidó, tendría sus motivos, o por el contrario, no tendría motivos para no olvidarme. Ella ya me olvidó, creo que hizo lo correcto: olvidar puede ser una buena decisión (aunque se suelen recordar más las malas) Ella ya me olvidó, comparto su decisión; siempre me autopercibí como alguien olvidable: no brillaba por mi lucidez en reuniones, era algo apocado y ni siquiera tenía buena conversación. Ella ya me olvidó, creo que es lo mejor que pudo haber hecho. Yo hubiera hecho lo propio, por no decir lo mismo. Hay que saber olvidar a tiempo. Ella ya me olvidó, no le habrá costado mucho: no cuesta casi nada olvidar a seres olvidables. Ella ya me olvidó. ¿Yo? Yo la recuerdo ahora, sin caer en la desazón ni el desasosiego: Sé que pronto olvidaré todo, la memoria de los olvidables es bastante sabia. Estamos curtidos en el ejercicio del olvido, tanto propio como ajeno: Tiene sus ventajas reconocerse olvidable (hay otras, que ahora no recuerdo)
Los ejes adoptivos
(Germán Singerman) Encontré mi eje, estaba ahí, lo descubrí al sacar la basura. Estaba ahí, entre los desperdicios que yacían en el contenedor junto a algunos objetos descartados por otros contribuyentes. No es necesario buscar para encontrar. No es necesario ir al campo para sembrar. No hace falta ir muy lejos para llegar: Cuando menos se piensa y en el lugar menos pensado aparece algo no buscado que nos cambia la vida. Estaba ahí, lo vi y me vi reflejado: un eje viejo y sin brillo como yo, maltrecho y trabajado por el tiempo sin nada que ofrecer. Bien podría ser mi eje, calibré, cavilé, vacilé; lo probé y vi que era bueno: Funcionaba. No sé si lo agradece, es sólo un eje entre tantos que se arrojan en el éjido. No sé si es el que hubiera elegido ¿pero cómo no lo iba a adoptar? No es necesario buscar para encontrar. No es necesario ir de compras: No compres, adoptá.