Sueño con barbijo

(Abel A. Borda)

Veamos, dijo mi terapeuta
Qué significa el barbijo:
Algo que nos protege, y sobre todo,
protege al Otro:  El Otro puede
sentirse un poco más seguro de 
nuestras emisiones, y podemos
cosechar empatía:  Cuidar al Otro
nos protege a todos. ¿Me sigue?

-Hasta ahí, me pierdo entre tantos otros.

Bien  ¿Qué más es el barbijo?
Un elemento personal, que no se comparte
ni se presta.

-Si quiere le presto el mío, casi no lo uso…

No, gracias. Digo ¿Qué otra función tiene?

-Una vez vi un video: a una mujer le exigían
barbijo para entrar a un lugar, no lo tenía,
pero se sacó la bombacha y se la puso como
barbijo: entró.

Bien, ahí entramos en tema:  el deseo.
¿Usted le hubiera prestado el suyo para
evitarle ese trámite?

-No sé, yo soy un caballero, pero la
caballerosidad tiene un límite…

El ejemplo es bueno: cualquier cosa puede
servir como barbijo si cumple la función,
la función de ocultar algo…

-Esta mujer era atractiva, no tenía nada
que ocultar, para mi…

Usted hubiera querido que se desnudara,
ahí nomás…

-Como cualquier cristiano de carne…

Pero no es lo común, hay cosas que se
preservan para la intimidad, y ni aún
así… Nadie se muestra como es.  La
ropa, que también es un significante,
sirve para ocultar una parte de nuestro
cuerpo.  Nuestra cultura está sostenida
en el ocultamiento, la sugestión y el
engaño… ¿Me sigue?

-Hasta ahí, hubiera preferido seguirla a
ella, capaz que en un descuido se podía
ver algo…

El ocultamiento, la prohibición, alimentan
el deseo y desarrollan la fantasía:  debemos
imaginar ese cuerpo cuya desnudez nunca
veremos.

-No seamos tan negativos, concedámosle
alguna oportunidad al azar…

Negativo:  La neurosis es el negativo de la
perversión.  Ahí tiene el espejo, 
la perversión no conoce límites, mientras 
que en la normalidad cultural de la neurosis
nos ocultamos:  cultivamos el ocultamiento
del deseo.  Y aquí llegamos al punto:
¿Qué es el barbijo?
Una máscara, que sirve para ocultar la
única parte del cuerpo que nunca cubriríamos,
el rostro: el rostro del deseo  (La máscara
cubre todo menos los ojos, para ver el propio
deseo reflejado en otros ojos)

-En el sueño andábamos todos desnudos,
pero con barbijo…

Es perfecto, al ocultar el rostro, todos
podemos mostrar los cuerpos sin ninguna
vergüenza.  Un grado de libertad que pocas
sociedades han alcanzado, salvo las culturas
primitivaas  (Pero nadie quiere volver al
pasado…)

-No, yo paso.

Habrá sido un sueño agradable…

-Sí, era interesante, después lo quise retomar
pero no pude…
 
Los sueños son así, suelen prometer más de
lo que dan, pero son un buen material para
interpretar.

-¿Qué hay que interpretar?

Está claro:  el barbijo es una máscara 
que oculta el deseo, hay deseos que prefieren
ocultarse hasta en los sueños…

-Sin embargo, el sueño no era indeseable,
al contrario.  Es más, ahora siempre duermo
con barbijo:  Me siento más protegido y
acompañado.

La absoluta convicción

(Ricardo Mansoler)

El hombre se convence,
más tarde o más temprano
reconoce:  

es bueno convencerse. 

Estamos convencidos:
Hay que tener alguna convicción
-aunque sea ésta-  y saber esperar.

Hay argumentos suficientes
más que convincentes, para cualquier
contribuyente, paciente o aspirante.

Sin una convicción firme y consistente
no hay mucho que esperar; conviene
convencerse.


II
La convicción es la mejor arma
para enfrentar y vencer al enemigo,
que tiene su propia convicción

(Primero hay que saber identificarlo,
reconocerlo, o crearlo según convenga
a nuestras convicciones: 

Las convicciones no se negocian. No
conviene negociar ni conversar con el
enemigo:  podría convencernos)

III
Los vencimientos pasan, como las modas,
las tendencias y los autores de moda.
Los argumentos ensayados y esgrimidos
pueden ser superados por otros, más
consistentes.

Las consistencias pasan, como los deseos
y las vigencias que rigen los discursos
sin una fuerte convicción que los sostenga.

Los contratiempos pasan, los pasatiempos
pasan.  Sólo las convicciones permanecen,
es lo único seguro:  Estamos convencidos.

IV
Hay que poder reconocerse en alguna
convicción y desarrollarla hasta las
últimas consecuencias:  Sólo hace falta
estar convencido.

Existen fundamentos aún más sólidos
y válidos que éstos, hay que convencerse:

Existen argumentos convincentes para todo,
hay que elegir y decidirse, en un sentido u
otro, y asumir la propia convicción.


V
¿Qué puede esperar un convicto?

Si algo espera o aspira, es a ser un
ex-convicto, sobrevivir a la condena
y saber sobreseerse, por pura convicción:

Todo pasa, se padece y se goza al pasar.
Las condiciones cambian con el tiempo:

Sólo la convicción se mantiene:
Quien posea alguna nunca estará
solo  (aunque su convicción sea otra)

Sólo hay que convencerse,
el hombre se convence.
Estamos convencidos.

Material de descarte

(Ricardo Mansoler)

Las cartas están echadas
fechadas como flechas
con sus respectivos 
vencimientos

Todo vence
El cartero ya pasó
pasó de largo por tu casa
y no volverá a pasar

Ya nadie escribe cartas
Los carteros se aburrieron de
escribir sus propias cartas
para mantener el empleo

y optaron por reconvertirse
antes de que los echaran
como cartas, viejas cartas
sin remitente

No esperes otra carta
No la habrá

No abras esta carta todavía
No te des por vencido
aunque tu fecha de vencimiento
haya caducado y hayas jugado
tu última carta

Siempre hay algo por descartar
Nunca descartes nada del todo
Nunca se sabe 

La inversión del dogma

(Epifanio Weber)


¿Cuántos dogmas necesita un hombre?
¿Cuántos, para conformar un buen
creyente autosuficiente?

No muchos más que un perro,
dijo una voz oracular que era
casi un maullido.

¡Oh, my God!

Viejos dogmas resisten
y compiten con los nuevos
emprendimientos dogmáticos.

La creación es un acto de fe:
Un creador sano debe creer
en lo que crea, la vocación
se alimenta de la fe.

II
La creación es un acto de fe,
pero ante todo es inversión:
El creador invierte tiempo
y energía en un objeto.

El Creador invirtió en nosotros
-su rebaño-

(Invirtió parte de su tiempo en
crearnos, aunque tenía mucho.
Invirtió energía divina, recursos
e invirtió Amor:  Todo eso tiene
de sobra.
Tampoco tenía muchas opciones
para invertir entre tanta tiniebla)

Agradecemos la inversión.


III
La inversión es un acto de fe:

Invertimos todo el día
para obtener la noche.

La noche la invertimos en sueño
y reposo para recuperar energías
vitales y emprender el nuevo día.

Podemos invertir:  Según como
hayamos invertido nuestro día,
sucederá la noche.

Invertimos la vida
para anochecer en paz,
sin tener que temer ni temblar.


IV
Es conocido, el caso de un emprendedor
errante, que estaba en la ruina, carcomido
por las deudas y a punto de claudicar y
caer en el vicio y la abyección.

Pero un creyente se compadeció, creyó en
él: le ofreció su casa de campo, y le confió
unos valores para que los trabajara, y alguna
hacienda para que administrara y se 
entretuviera en algo útil.

El emprendedor moroso supo invertir, creció
su fe, y no solo canceló sus deudas sino que
pudo invertir su condición deudora que tornó
acreedora y reembolsó con creces la suma al
creyente.

Amasó una fortuna, hoy tiene inversiones
diversificadas en casi todos los campos,
incluso en el campo de la fe:  Tiene su
propia Iglesia, donde recibe a sus fieles
y recoge los frutos del amor, de aquel
prójimo que supo creer en él cuando
nadie creía, y confió…

Gracias a la fe, el otrora moroso incobrable
recuperó el honor, la estima, el reconocimiento
público y el crédito.  Ahora es la envidia de
todo inversor sano:  Un ejemplo de lo que
puede hacer la fe, y de como el Amor vence
a la Mora.

V
El dogma de la inversión
mantiene su vigencia indeclinable,
mientras otros descaecen, pierden
adeptos, seguidores y anochecen
como cualquier feligrés.

Invertir en dogmas, siempre resultó
un buen negocio; una de las inversiones
más seguras junto a la producción de
armas.

Hay buenos pronósticos: 
La inversión dogmática mantiene
su ritmo y puede seguir creciendo
a niveles aceptables.

VI
No sabemos cuántos dogmas
necesita un perro; es probable
que algo más que un gato, que todavía
no desarrolló la capacidad de reconocer
que necesita un amo.

¿Nosotros tenemos suficientes?


No necesitamos una respuesta,
no necesitamos más preguntas.

La fe otorga todas las seguridades
que pueden necesitarse, para seguir
invirtiendo.

Aunque colapsaran todos los dogmas
estaríamos a resguardo: Sabemos, que
mientras haya inversión habrá futuro.

Los otros dogmas pueden caducar, 
no son muy relevantes y están sujetos
a la evanescencia de los mercados
(una buena metáfora para invertir)

La inversión produce más sentidos
de lo que se cree:  en un sentido
inverso,  es tan necesario invertir
como ser invertido.

Debemos ser capaces de atraer las
inversiones que necesitamos para
seguir creyendo, hasta que sea la
noche.


¡Oh, my Dog!
¡Oh, my Cat!

(los gatos son criaturas crepusculares,
gustan salir de noche)

El poema espasmódico

(Tomás Mercante)

Eliminamos tu publicación
porque el poema nos pareció 
espam.

Si no estás de acuerdo 
podés enviarnos los motivos
y solicitar una revisión.

Pero no podemos garantizar una 
respuesta, nuestros verificadores
están  muy ocupados:  Hay mucho
espam expandiéndose.

II
El poema en cuestión  “Poema
Espasmódico”, cumplía todas las
normas y parámetros del modelo
de economía circular:

Un poema reciclable, que aprovecha
la utilidad residual de tanto espam
que circula sin destino en todos los
sentidos, para dar forma a un producto
altamente sustentable, replicable y
escalable que utiliza energías renovables.

III
Está claro, que el mayor problema de los 
diseños avanzados es la incomprensión:

El público necesita un tiempo
para incorporar la novedad.

Luego, está comprobado, acaba aceptando
y naturalizando cualquier cosa.

IV
El poema espasmódico no se resigna,
sabe que tiene un futuro seguro, 
como su materia prima, el espam, y
seguirá su curso evolutivo,
expandiéndose por otras vías.

La zorra y el rosal

(Aquino Lamas)

La zorra roza el sarro
de la rosa y sale airosa
del rosal sin azorarse

como buena zorra

olisquea el sarro rosado
y las espinas sarmentosas:
sale ilesa y rozagante

como buena zorra
no ahorra el arrobo
del ocio devengado:

su negocio azaroso
a veces rinde, o roza el
éxito cerril como presente
cosecante al goce

(Es vieja esta zorra, pero
no se rinde:  Sabe por zorra
que el presente es azaroso
y efímero como el perfume
de la rosa)

Ahora espera del abad su arroz

El emprendedor arrepentido

(Asensio Escalante)

No me arrepiento, me repito.
Podría avergonzarme pero no
me arrepiento:

No me arrepiento de no avergonzarme:
podría avergonzarme sin arrepentirme;
no me avergüenza no arrepentirme.

Podría arrepentirme de no avergonzarme,
pero podría arrepentirme sin avergonzarme
por no haberme arrepentido.

No me arrepiento de este error.

Me repito, la repetición del error
no es para arrepentirse.  El ensayo y error
-esta repetición-  es la fórmula elemental
de la evolución:  Está probado, es sabido,
las fórmulas se repiten:  son para eso.

No me arrepiento de esta evolución,
no espero otra devolución.  Repito:
No me avergüenzo de repetirme: 

La vergüenza podría ser un error, se puede
repetir.  El error es parte de la cadena de
valor:  Sin repetición, no hay cadenas ni
valores.

No me arrepiento de este error.

El arrepentimiento es sólo una forma
de repetición, tal vez la más inútil:

Podría avergonzarme, pero no me arrepiento
(Alguna vez me arrepentí, fui arrepentido,
pero después lo pienso  ¿para qué?
Y entonces me arrepiento)

El valor de la palabra es tributario de
la repetición, como todo valor.

No soy un hombre de palabra,
mucho menos uno de acción:
Mis acciones están sujetas a repeticiones,
como las palabras.

Hacer es ensayar, errar y repetir
bajo distintas formas.

No espero que este ensayo sea
de alguna utilidad para el ama de casa,
el hombre de la calle, o algún alma errante
que vacila entre pedir y dar, sin trepidar 
ni detenerse a observar todo lo que se puede 
hacer y es oportuno repetir:

Hay valores y escalas, se puede descender
y escalar y viceversa y duplicar la apuesta:

Siempre hay oportunidad para descubrir
otros valores y reproducir lo que no puede
repetirse.

No quisiera repetirme:
No me arrepiento de este error

(Puede que sea tarde para arrepentirse,
pero nunca es tarde para repetirlo, ni
para repetirse)

Escarapelas

(Ricardo Mansoler)

La escarapela es cara,
pero no tanto:  es más caro 
un escalpelo o un metrónomo.

Un metro de escarapela
rinde bastante más que otros

(Un metro siempre es un metro
pero lo que cuenta no es la medida
sino el valor de lo que se mida:
Todo valor es algo mensurable. Pero
los valores cambian en el tiempo, 
a diferencia de la medida)

II
Una escarapela no es tan cara
en comparación a otros bienes, 
considerando lo que significa:

Un objeto, una mercancía, un símbolo
que nos identifica y nos sirve para
identificarnos y, como si fuera poco,
es reutilizable:  Podemos utilizar la
misma escarapela hasta perder la vida,
si el material es noble y el patriotismo
aguanta.

Además, se puede heredar o dejar en
herencia escarapelas, como se heredan
títulos nobiliarios, medallas de guerra
o ganadas en campeonatos de truco,
colecciones de estampillas, monedas,
bibliotecas.

III
La escarapela no pasa de moda, salvo
que la nación colapse o vuelva a ser
conquistada por el enemigo externo

(la colonización suele ser más respetuosa
con las escarapelas)

En tales casos, sólo se trataría de un cambio
de colores, y seguiría habiendo escarapelas.

IV
La escarapela no es cara, 
es más cara una máscara. 

Y es lógico, tiene mayor costo de mano de obra
y también más funciones:  sirve para ocultarse,
enmascararse y confundir al enemigo.
Aunque la escarapela también sirve para
confundir:  el enemigo puede, sin impedimento
alguno, vestir nuestra misma escarapela.

V
La escarapela, al cabo, es uno de los bienes
menos caros, en relación a sus propiedades,
prestaciones y utilidades:

Sirve para producir unidad, reconocer y
compartir el sentido de pertenencia
y aceptar que suba el costo de la vida.

Luego, el costo de producción de cualquier
escarapela es fácil de amortizar:  Un meotro
de escarapela rinde bastante más que otros.

Por último, podemos ahorrar y producirla
en casa con algún retazo de telas viejas.

Hay escarapelas suficientes como para que 
todos celebremos el día de la escarapela.

Lasim el Oscuro: Oración y Salmo

(Asensio Escalante)

Lasim el Oscuro, ensalzaba la ataraxia,
proscribía la sal y aconsejaba a sus
discípulos:

Elévate, más no te detengas en lo alto;
ni en la montaña de sermones enormes
ni en el salmo del salmón.

Mucho menos en la salmodia irrepetible
del abismo.

Veo restos de sal en tu misal, dijo Lasim.
Sé tu mismo sin mesura
y procura que nada sea lo mismo, 
cuando sales y entras.

No te quejes del esqueje que no brota.
No rezongues ni reces:  no resarce.

Rezar no cuesta nada y poco ofrece,
compruébalo tu mismo,
aunque nadie te bautice y la sal muera.


II
El mundo es vasto y es finito:
Hay sal, hay cal y hay adjetivos
alcalinos.  Hay calorías suficientes
para consumar toda necesidad y 
emprender cualquier acción innecesaria.

Hay suficiente sal para un ejército 
de desertores arrepentidos.

No te arrepientas de ningún pecado
antes de cometerlo:   es tan inútil
como hacerlo después.


III
Hoy hablamos de sal:
La sal no pica ni salpica,
pero seca a aquel mortal
hecho de agua:  el caracol
y la babosa son ejemplos.

La sal sabe bien: seduce, envicia,  
más no avisa; su acción es silenciosa
y el comensal incauto la padece:
eleva su presión sin compasión.

Toda pasión se paga.

IV
La sal no vale mucho,
aunque alguna vez fue moneda
de cambio, y era atesorada 
como el oro.

(Oramos por la sal)

Hoy sabemos que hay sales
de distintas calidades y procedencias.
Pero la sal no falta en ninguna mesa,
gracias a la Evolución.

(Elevamos una oración a la Evolución)

Hay sal hasta en la lágrima silvestre
del ahogado, en lágrimas de amor
o pena por herir a la cebolla.

Si algo sobra en las salobres aguas
de océanos y mares, eso es la sal.

(Los más exigentes prefieren la sal
del Himalaya, más pura, beneficiosa
y baja en sodio. Pero su precio es alto:
Hay que subir a buscarla, algo costoso
y trabajoso.  Todos descendemos, pero
pocos pueden elevarse)

V
Hay sal en el sudor que bendice la frente
del trabajador genérico, como en aquellas
ingles trabajadas por el ocio insano.

(Elevamos una oración al trabajo 
 de esas glándulas)

Que la sal no salpique al pescador
ni a su rebaño de pecadores 
y parónimos:

Un baño de sales purifica al comensal
y despierta el apetito por lo diminutivo.

Pero lo que más purifica es el ayuno,
como todos sabemos:

Cuando la evolución nos permita
superar este metabolismo material
seremos completamente puros.


(Una oración adicional a todos 
los aditivos permitidos 
que producen adicción)

La evolución del fracaso

(Horacio Ruminal)


No se puede soslayar la importancia
del fracaso, desde una visión histórica,
objetiva y desapasionada:  Nuestra
historia está colmada de fracasos, sin
los cuales no seríamos lo que somos,
y casi nada sería como es.

La evolución, le debe mucho al fracaso.
Sería una necedad no reconocerlo:
Casi todo el conocimiento, y las sucesivas
adaptaciones producidas desde lo biológico
hasta los planos más abstractos, tributan
al fracaso.  No es ocioso repetir.

II
Entre las vocaciones disponibles al presente,
el fracaso es, tal vez, la más sustentable.
La demanda de fracasados no declina y las 
oportunidades se renuevan, 
con un valor agregado:
Siempre se puede volver a fracasar.

(Aunque siempre es un adverbio excesivo
en su pretensión taxativa e inclusiva:
los modelos inclusivos ya fracasaron, pero
no siempre son evitables los excesos.
No siempre estamos en condiciones de
evitar.  No siempre)

Tampoco siempre hay conciencia del fracaso;
una conciencia que no registra el paso del
fracaso, es una conciencia que fracasa, seamos
conscientes, o no…


III
No es difícil fracasar, lo difícil es sostener
el ritmo y mantener la distancia social:
El fracaso no goza de valoración ni aceptación
social  (aunque compartamos el fracaso 
comunitario)  Nadie quiere compartir el 
fracaso ajeno  (aunque el término nunca nos 
sea del todo ajeno:  todos tenemos algún 
fracaso que asumir y elaborar; no podemos
hacernos cargo de otros)

Los que fracasan, deberían mantener una
distancia saludable para no transmitir esa 
carga negativa a los demás, como actitud
solidaria:  No son un buen ejemplo, ni para
la opinión pública, ni para los formadores
de opinión.

Pero la solidaridad ya fracasó, era parte
del fracaso.  Ahora, es cosa del pasado.
Si hay algo que no queremos, 
es volver al pasado.     

***

En "Evoluciones", serie en evolución.