Los ejes adoptivos

(Germán Singerman)


Encontré mi eje, estaba ahí,
lo descubrí al sacar la basura.

Estaba ahí, entre los desperdicios
que yacían en el contenedor
junto a algunos objetos
descartados por otros contribuyentes.

No es necesario buscar para encontrar.
No es necesario ir al campo para sembrar.
No hace falta ir muy lejos para llegar:

Cuando menos se piensa y en el lugar
menos pensado aparece algo no buscado
que nos cambia la vida.

Estaba ahí, lo vi y me vi reflejado:
un eje viejo y sin brillo como yo,
maltrecho y trabajado por el tiempo
sin nada que ofrecer.

Bien podría ser mi eje, calibré, cavilé,
vacilé;  lo probé y vi que era bueno:
Funcionaba.

No sé si lo agradece, es sólo un eje
entre tantos que se arrojan en el éjido.

No sé si es el que hubiera elegido
¿pero cómo no lo iba a adoptar?

No es necesario buscar para encontrar.
No es necesario ir de compras:

No compres, adoptá.
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